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Actualizado: 11 de junio de 2025


El señor Mauricio Aubry está indispuesto con su tutor y la ausencia del señor Roussel en un día como este es buena prueba de lo que la digo. ; para entrar en mi casa, el marido de mi sobrina debía romper todos los lazos con el que me odia.... Era preciso que escogiera entre él y nosotras y así lo ha hecho. ¿Podría haber dudado un solo instante?

¡Oh! ¡cuánto te amo, Felipe mío! dijo la reina llorando de placer y estrechando al rey entre sus brazos. No me dices eso siempre contestó el rey con el acento y la expresión de un niño voluntarioso. Es que no siempre me tienes contenta; pero hoy has hecho mucho bueno, Felipe; has vuelto su esposo á mi buena doña Clara, y á pesar de lo que te he revelado, no has dudado de . ¡Te amo! ¡te amo!

Todavía el destino no ha decidido entre ti y Rosas, entre la ciudad y la pampa, entre la banda celeste y la cinta colorada. Tenéis la única cualidad de espíritu que vence al fin la resistencia de la materia bruta, la que hizo el poder de los mártires. Tenéis fe. ¡Nunca habéis dudado! ¡La fe os salvará y en ti la civilización! Algo debe haber de predestinado en este hombre.

El amor intensísimo que Avrigny había profesado a su esposa, arrebatada a este mundo por la tisis, en la flor de su juventud, y que había cifrado más tarde en su única hija, unido al cariño casi paternal que Amaury le inspiraba, hacía que éste y Magdalena ni por pienso hubiesen nunca dudado de obtener su aquiescencia.

Lo sabréis si por vuestra parte me demostráis alguna confianza. Vamos, respondedme: ¿Elena es hija de la condesa de Bruinsteen, o no? Pues bien, no suspiró Mathys como si aquella confesión le hubiera atemorizado. Marta dejó escapar un grito de alivio; porque bien que no hubiese dudado de que la joven era su hija, la confirmación de esa creencia la llenó de una alegría infinita.

Entró Esperanza, el duque con ella, cerró el postigo, hizo luz con la linterna que llevaba bajo la capa, se quitó el antifaz y dejó ver su semblante á Esperanza. La muchacha se estremeció y cayó de rodillas. ¡Ah, señor! ¡perdonadme, perdonadme por haber dudado de vuecencia! exclamó. No me conocías dijo el duque , y nada tiene de extraño.

No soy sincera, no lo digo todo...» ¿No pensaría, en el momento de escribir esas palabras, que la traición del marido a quien ella había dedicado todo su amor, la traición de quien había dudado de su amor creyéndole indigno de poseerlo, de quien había prometido dedicar toda su vida a merecerlo, a conservarlo, era en él una grave culpa, y para ella un castigo inmerecido? ¿No pensaba que aquel hombre había mentido o se había vanagloriado de una fuerza que le faltaba?

Deshojé todas, y todas me decían, con el último pétalo, que me quieres... «¡mucho!»... «¡muchoYa no tengo ratos de tristeza, ya no. Estoy muy contenta y muy segura de tu cariño. Perdóname; perdóname si alguna vez he dudado de tu constancia y de tu fidelidad. «Pero a todo esto no te he dicho cómo recibí tu carta.

Ella había dudado una semana antes entre recibir á un pastor calvinista ó un sacerdote católico. En su vida cosmopolita, de incierta nacionalidad, no había tenido tiempo para decidirse por una religión. Al fin, escogía al último, por parecerle más simple de intelecto, más comunicativo... Varias veces interrumpió al sacerdote cuando intentaba consolarla.

No se sabe si el señor Viváis-mil-años había guardado silencio a causa de su apetito, y por aquello de que oveja que bala bocado pierde, o si había dudado en lo que tenía que decir a la tía Zarandaja, porque cuando ya la escudilla, o más bien lo que contenía, que no era poco, había quedado reducido a la mitad, y bebido el primer jarro de vino, limpiándose la boca con el revés de la mano, dijo: En un aprieto me hallo, y tal, mi buena tía Zarandaja, que de él no puedo salir, porque si no hago lo que de se quiere, en peligro me hallo de que me tornen allí de donde me han sacado; y os aseguro que no ha sido sitio de gusto; que en una mazmorra de la Inquisición me han tenido, y aunque de hierros no me han cargado, con el recelo de lo que pudiera sobrevenirme la mitad de las carnes he perdido.

Palabra del Dia

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