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Ah! habladle de ella por piedad, no le hagais padecer. ¿No veis que se muere por dirigir la conversacion hácia sus glorias? Cruel! que os desentendeis de sus indicaciones, que con vuestra distraccion, con vuestra dureza, le obligaréis á aclararlas mas y mas hasta convertirlas en súplicas.

Muchos oficiales militares corrian por las calles, con la cabeza desnuda, en un estado de distraccion, habiéndose llenado de gente las iglesias y casas religiosas, á donde se refugiaban, como si el enemigo estuviera á las puertas de la ciudad.

Su rostro siempre triste y demudado, revelaba los atroces tormentos que esperimentaba: su errante mirada parecia como querer distinguir un objeto, el cual encontrado, apartaba su vista, colmándolo de improperios é imprecaciones; huia de todas las personas y no preferia mas que la soledad: en esta hallaba distraccion, dedicando su pensamiento á Felipe, á pesar de serle infiel.

Allí estaba de la mañana casi hasta la noche, la espalda encorvada, los dedos agarrotados sobre el lapicero, sentado en el banco de patas largas, sin descanso, sin distracción, esclavo del trabajo, prisionero del deber; y así todos los días, todos los días... hasta que la enfermedad le clavase en el lecho, la vejez le baldara o le sorprendiera la muerte.

Ha llegado a la edad en que los hombres se retiran del sitio grande o pequeño que hayan ocupado, y se convierten en simples espectadores que observan con indiferencia la comedia que en el mundo se representa; entonces, son los libros su distracción, su recreo; constituyen, en fin, parte de su existencia. En los libros de historia se aprecia la vida real; en la novela el mundo imaginario.

Oiga, padre mío dijo el hombre víctima de la distracción de Flores, el hombre de la evacuación sanguínea , oiga, ¿es una buena acción librar al mundo de un pagano? ¡Se gana el Cielo, hijo mío! Gracias, padre mío y se alejó. En aquel momento, el gitano había descendido de su caballo, y permanecía absorto en sus reflexiones, mientras que los negros acababan el desembarque.

Apurada por volver a París, a sus visitas y a sus correrías por las tiendas, se quejaba de la humedad de la atmósfera, de la tristeza del paisaje, de la soledad, pues las villas se cerraban una a una y la única distracción mundana consistía, durante el mes de octubre, en concurrir a la estación del ferrocarril, a despedir a los que se marchaban.

Siguió escuchando Ojeda a su amigo, pero con cierta distracción, volviendo la cabeza siempre que notaba el paso de alguien por detrás de él. La cubierta estaba totalmente ocupada por los pasajeros: unos, en grupos movibles; otros, sentados a la redonda en los sillones, obstruyendo el paso. Todos estaban arriba... menos ella. Ansiaba verla Fernando y tenía miedo al mismo tiempo.

Examinaba todas las mañanas, con la atención de un médico que ausculta á un enfermo, aquel dique que debía obstruir el río de orilla á orilla y estaba sin terminar, primeramente por la distracción amorosa de sus constructores y después por su rivalidad mortal.

Por una aberración, mejor, distracción, no se fijó antes de llegar en que era distinto entrar en un palco principal, el del brigadier, vestida con tanto lujo, ella que nunca iba al teatro, y entrar en el paraíso, disfrazada, escondiéndose del público, que no soñaba con su presencia, ni de ella supo aquella noche.