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Actualizado: 21 de julio de 2025
En efecto, suele suceder que, por distracción, deja escapar de sus labios acentos apasionados; pero al punto parece humillada, y como avergonzada de este olvido de su carácter ó de su papel, y se apresura á entrar de nuevo en los límites de una helada corrección.
Para esto había nacido ciertamente; pero en ella, como en nosotros los hombres, la predestinación continuaba siendo una vana palabra. Estaba la pobre en el corral, lamentando su suerte, con la vista fija en el cielo, sin más distracción que ver agitados por el viento los blancos festones de su ropa inmaculada, y diciendo en la ignota lengua de las plumas: «No sé cómo aguanto esta vida fastidiosa.
Paco Gómez, sin desconcertarse, comenzó a palpar su rostro con ademanes cómicos, fingiendo una muda resignación que hizo sonreír a los presentes. Amalia, para cambiar esta peligrosa conversación, exclamó: ¡Miren, miren cómo D. Santos se aprovecha de nuestra distracción!
»No tenía, por mi parte, otra satisfacción que la de ver a mi maestro de música, un hábil organista, un napolitano de unos cincuenta años de edad, cuyo entusiasmo, cuyos gestos, y sobre todo, cuya peluca me hacían reír; éstos eran los únicos momentos que tenía de distracción en tan sombría morada.
Ahora su buena suerte le proporcionaba el ser testigo de un drama histórico tal vez más interesante. ¡Lo que podría contar en lo futuro!... Pero le molestaba la distracción é indiferencia de su auditorio presente. Volvía al estudio satisfecho de las noticias de que era portador, febril por comunicarlas á Descoyers, y éste le escuchaba como si no le oyese.
Ferragut había reído muchas veces de la virtud de su segundo, que se paseaba encogida y soñolienta por una gran parte del planeta, sin permitirse distracción alguna, para despertar con una tensión arrolladora siempre que los azares de la carrera le llevaban á vivir unos días en su casa de la Marina.
Entró en la habitación sin inmutarse, sin mecer una mirada de curiosidad alrededor; se sentó donde le dijeron; inclinó la cabeza y habló tenuemente, sin accionar ni mudar de tono; concluyó y volvió con la misma serenidad y distracción imperturbables a su cuchitril. Pasaron otras dos semanas.
Al adivinar que alguien se mantenía cerca de él, no atendiendo sus órdenes, volvió la cabeza. El Fuentes estaba a pocos pasos. Le había seguido con el capote al brazo, fingiendo distracción, pero pronto a acudir en su auxilio, como si presintiese una desgracia. Déjeme usté, Antonio dijo Gallardo con una expresión colérica y respetuosa a la vez, como si hablase a un hermano mayor.
La única distracción de doña Lupe en sus horas solitarias era ver quién entraba en el taller de coches inmediato o en la imprenta de enfrente, y si pasaba o no doña Guillermina Pacheco en dirección del asilo de la calle de Alburquerque.
Batiste apenas comió, ocupado en contemplar la voracidad de los suyos. Batistet, el hijo mayor, hasta se apoderaba con fingida distracción de los mendrugos de los pequeños. A Roseta, el miedo le daba un apetito feroz. Nunca como entonces comprendió Batiste la carga que pesaba sobre sus espaldas.
Palabra del Dia
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