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Actualizado: 11 de junio de 2025


Su fisonomía fué reflejando las distintas fases de una gran revolución interior. Primeramente mostró asombro, como si presenciase un hecho inaudito que trastornaba todas las reglas consagradas; luego, indignación; y, finalmente, rencor. Al día siguiente tendría que pagar este destrozo estúpido... ¡Y ella que se imaginaba haber encontrado un alma de héroe, digna de la suya!...

Pues en la segunda campaña, al mando del Conde de la Unión, también escarmenté de lo lindo a los republicanos. La defensa de Boulou, no nos salió bien, porque se nos acabaron las municiones: yo, con todo hice un gran destrozo cargando una pieza con las llaves de la iglesia; pero éstas no eran muchas, y al fin, como un recurso de desesperación, metí en el ánima del cañón mis llaves, mi reloj, mi dinero, cuantas baratijas encontré en los bolsillos, y, por último, hasta mis cruces. Lo particular es que una de estas fue a estamparse en el pecho de un general francés, donde se le quedó como pegada y sin hacerle daño.

Puso manos a la obra, y en menos de diez minutos revoloteaban por el estudio más de una docena de moscas, llevando de una a otra parte el grito subversivo de «¡Muera el padre Bonnet!». La sedición prendió al punto por el amplio recinto, encontrando por todas partes imitadores y aun reformistas; uno puso en rojos papelitos «¡Viva la libertad!», otro se adelantó a poner «¡Abajo los jesuitas!», y un tercero, hijo de un emigrado, destrozó una caja de bombones para estampar en ligero papel azul el grito retrógrado de «¡Viva Carlos VII!»...

Porque cuando mis ojos se arrasan, me sobreviene al poco tiempo uno de esos horribles ataques, en que no pudiendo resistir lo íntimo del dolor de mi corazón, grito y me revuelco, y me destrozo: y entonces vienen las ligaduras y el lecho de tormento y el horrible casco de nieve. ¡Me creen loco! Es necesario pues olvidar, procurar olvidar; secar las lágrimas y esconder estas memorias.

Nadie en la escampavía se atrevió a contestar esta impertinente fanfarronada. Pero, ¡por la ardiente pupila de Moloch! ¿no respondéis? Vamos, que ese capitán que ha restaurado mi tartana con tanta diligencia, que ese valiente capitán se levante, o destrozo su embarcación. ¡Palabra de honor!

Saltaron rotos los vidrios de las ventanas, y poco después empezaron á salir por ellas, como proyectiles, los muebles, las ropas y toda clase de objetos. En vano algunos, más prudentes y serenos, protestaban del absurdo destrozo. ¡Pero si eso no es de ella!... ¡Si todo pertenecía á don Enrique el italiano!

Miré dentro de mi vida y mi vida era un destrozo; miré fuera, y desde fuera llegó a un hondo sollozo. Solté el cálamo. Mi vida no me daba la respuesta; no había una flor en toda la inmensidad de la cuesta; mi fatiga siempre grande, la carga siempre molesta, y en el aire ni el susurro de la más leve respuesta.

Hasta entonces los ánimos no se habían ocupado más que de la defensa; mas cuando el fuego cesó, se pudo advertir el gran destrozo del casco, que, dando entrada al agua por sus mil averías, se hundía, amenazando sepultarnos a todos, vivos y muertos, en el fondo del mar.

Llegamos ya al punto mas importante, y en que estriba toda la felicidad de la Provincia; esto es, en reparar el destrozo de ganado que causan los indios en las dilatadas campañas y fronteras de Buenos Aires; en librar á aquellos infieles de tantas muertes, robos y cautiverios; en aprovechar los inmensos campos que de esta capital median al Rio Negro, donde puede dilatarse y fomentarse la cria de ganado, que debe ser otro de los ramos que ha de sostener este establecimiento, y el apoyo de los demas.

Llegóse en esto el día, dio el sol con sus rayos en los ojos a Sancho, despertó y esperezóse, sacudiéndose y estirándose los perezosos miembros; miró el destrozo que habían hecho los puercos en su repostería, y maldijo la piara y aun más adelante.

Palabra del Dia

rigoleto

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