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Hace poco tiempo usted era el único que realmente había sabido, según ella, despertarle amor. Es cierto que lo mismo le decir en ocasión de otro festejo... Ahora Charito inventaba, atribuía a su amiga palabras que no le había oído nunca, o transformaba las cosas en el sentido que mejor convenía a su demostración. Sus escrúpulos desaparecían por la idea de consultar el interés de Muñoz.

Para despertarle la afición o inclinarle a la marina, le compró una preciosa balandra donde ambos se paseaban por las tardes o salían de pesca. Pero todos los propósitos del buen caballero se estrellaron contra las aficiones terrestres de su sobrino. De la mar no le gustaban a éste más que los peces; pero aderezados ya y humeando en medio de la mesa.

Sin embargo, alguna vez al despedirse, Ramiro juntó su boca con la de aquella criatura vestida de harapos como una gitana, y este movimiento maquinal llegó a despertarle, en el correr de los días, cierto extraño deleite, que le recordaba el saborcillo sucio de las frutas cogidas en el suelo.

No hubo modo de despertarle, y permaneció traspuesto cerca de veinticuatro horas. Cuando Morsamor volvió a su acuerdo, la nave estaba en alta mar, lejos de Melinda, y navegando con viento favorable hacia las distantes playas de Malabar.

Como yo aun tardaría en llegar, el señor de Seligny no quiso perder ni un momento y partió solo a ver al agonizante que, en efecto, parecía expirar, pero, la exclamación involuntaria del señor de Seligny, espantado, que profirió involuntariamente el nombre de Maugis al reconocerle, pareció despertarle por un instante del sueño de la muerte. «¡Maugis! dijo el infeliz moviendo la cabeza con esfuerzo ; ¡que Dios me perdone!...» «¡Ay!... ¿podrá perdonarle?...»

¿Qué negocios? ¡Ah! Eso queda para nosotros. Vamos, déjeme usted pasar, pues quiero hablarle. Marcos está durmiendo. Pues hay que despertarle, porque el tiempo vuela. Y diciendo esto, Hullin se inclinó para entrar por la puerta y penetró en una pequeña cueva, cuya bóveda, en vez de ser redonda, era de forma irregular, surcada de hendeduras.

Así, pues, la energía de amor está en como dormida; pero no ha muerto. No permita Dios que mate yo en facultad alguna de las que el mismo Dios me ha dado. Duerma el amor en mi seno. A mi razón serena y fría toca velar para que no le despierte sino quien deba. Pero, hija mía, nadie acude a despertarle, y me temo que sea eterno su sueño.

Una de sus piernas colgaba fuera del lecho, y el pantuflo, sostenido sólo por los dedos del pie, rozaba las losas. Blázquez Serrano, antes de despertarle, contemplole unos minutos con envidiosa admiración. Una hora después salía del convento resuelto a ingresar a las órdenes.

Su hermano hablaba de despertarle á bofetadas; pero Pimentó intervino bondadosamente, como un vencedor magnánimo. Ya le despertarían á la hora de cenar. Y afectando dar poca importancia á la porfía y á su propia fortaleza, habló de su falta de apetito como de una gran desgracia, después de haberse pasado dos días en aquel sitio devorando y bebiendo brutalmente.

Que vayan a buchcarle; pero no, que voy a buchcarle yo michmo. Corrió a pie hasta la casa de su protegido, subió a saltos hasta el quinto piso, llamó sin lograr despertarle, y, enfurecido y colérico, no encontrando otro expediente, forzó a empujones la puerta de la habitación. ¡Cheñor L'Ambert! exclamó Romagné. ¡Tunante de auvernech! respondiole el notario. ¡Cheñor mío! ¡Chinvergüencha!