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Actualizado: 12 de junio de 2025


El autor de las actas de S. Juan de Gorzia nos pinta á los prelados de Andalucía enteramente sumisos á la voluntad del Califa; un obispo, á quien no nombra, y que podria ser tal vez ese obispo Rabí de las historias árabes, es el comisionado para ir á felicitar á Oton por su victoria sobre los húngaros; otro obispo, llamado Juan, sirve á An-nasír de instrumento para tratar de vencer el teson del Gorziano que causa enojos al sarraceno; otro finalmente, llamado Recemundo, y mandado consagrar por An-nasír obispo de Granada, va de legado de este al emperador de Alemania para obtener diplomáticamente que retire una carta escrita en desdoro del falso profeta.

Pero si creéis que ese amor mío ha de ser parte para que yo me olvide de mi honra, a la menor señal que en mi desdoro hagáis, morirá mi amor para que ocupe su lugar el menosprecio. A lo cual contestó él con este cuarteta, que se salió sola y sin licencia suya de su enamorado pensamiento: Amores que son del alma hacen callar los sentidos; que en verse correspondidos alcanzan su mejor palma.

Porque siendo hasta ahora su amigo y admirador se supondrá, como es natural, que habéis reñido. No diré una palabra en desdoro de su persona; al contrario, le trataré con el mayor miramiento. ¡Pero en cuanto a su obra...! Eso es peor, porque entonces se achacará tu ataque a los celos del oficio. Tristán levantó la cabeza con orgullo. Jamás he sentido la envidia.

Nada oyó el futuro sacerdote en desdoro de su tío; pero, con frecuencia, las gentes que cruzaban las antesalas y corredores del palacio no parecían salir completamente satisfechas de la entrevista con el Prelado: y era lo extraño que si nunca se retiraban descontentos la dama encopetada o el canónigo influyente, solía verse descorazonado y abatido al pobre párroco de aldea o al cura de misa y olla cuyos grasientos y raídos manteos pregonaban descaradamente la miseria.

Una nación, aislada como lo está España, con menos de la cuarta parte de habitantes que tienen los Estados Unidos y con muchísimos menos recursos pecuniarios para comprar ó fabricar los costosísimos medios de destrucción que hoy se emplean, incurriría en un heroico delirio y cometería un acto de inaudita temeridad en provocar á dichos Estados, pidiéndoles, con sobrada energía, satisfacción de una injuria, que, en mi sentir, se puede por ahora disimular sin desdoro.

Su miseria, al cabo, podía decorarse con un barniz de dignidad. Recibir un corto auxilio pecuniario como pasante de un colegio, o como escribiente de unos boteros de la calle de Segovia, para llevarles las cuentas y ponerles las cartas, era limosna ciertamente, pero tan bien disimulada, que no había desdoro en recibirla.

Aunque ello sea en desdoro de Pablo Aquiles, diré que una vez pretendió meter mano en la gaveta del padre, pero la terca cerradura no se dejó violentar y aquí paró la tentativa. ¡Y qué hacer, cuando se tiene veinticinco años, la cabeza llena de ilusiones, el corazón de deseos y los bolsillos vacíos!

Por fin, decidiose a confiar su cuita al espadero, y éste prometiole hablar por él al Conde de Fuensalida, para que le recibiese como paje de su cámara, Ramiro sabía harto bien que el entrar al servicio de un señor tan poderoso como aquél y de sangre tan insigne, antes acarreaba lustre que desdoro, y aceptó. Recibió la plaza de gentilhombre con el cargo de ayudar al repostero de plata.

Se rindió. ¡El hijo de Vegallana, del primer aristócrata, venía a suplicarle que volviera al Casino! Oh, aquello era demasiado. No pudo sostener la fortaleza de su resolución. Después de todo dijo en el mero hecho de haberse restablecido la legislación que yo invocaba... ya puedo pisar sin desdoro aquel pavimento.... Pues claro que puede usted pisar.

Sr. Obispo de Tucumán, D. Fr. Nicolás de Ulloa, de la esclarecida orden de San Agustín, y excusándose con protesta de que no tenía habilidad para componer ni decir cosa buena, explicó, con períodos mal formados y peor dichos, algunos puntos de la doctrina cristiana; y no paró aquí su propio abatimiento y desprecio, pues lo que el Padre empezó de su voluntad, otro lo acabó, sin que él lo pensase, con burla; porque cierto mozo, discípulo suyo en la filosofía, saliendo pocos días después al teatro público en traje de bufón, representó al vivo aquella misma acción del púlpito, glosándola de manera que movió á, risa á los circunstantes, con no pequeño desdoro y desprecio del P. Arce.

Palabra del Dia

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