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Actualizado: 26 de junio de 2025
Animada fué la semana: hubo encuentros parciales en que se cruzaron el baston y el sable y en uno de ellos se distinguió Basilio. Llevado en triunfo por los estudiantes y presentado al profesor, fué desde entonces conocido, llegando á ser su favorito. Parte por esto y parte por su aplicacion, aquel año se llevó sobresalientes con medallas inclusive. En vista de esto, Cpn.
A la primera le temblaban las manos y le andaba por dentro del cráneo un barullo tumultuoso. La sirviente clavaba en la señora sus ojos de gato, y su irónica sonrisa podría ser lo mismo el único aspecto cómico de la escena que el más terrible y dramático. Pero de repente, sin saber cómo, criada y ama cruzaron sus miradas, y en una mirada pareció que se entendieron.
Todos los jugadores hablaban como si lamentasen una muerte, pero con una compunción hipócrita, rugiendo interiormente de envidia triunfante al ver desvanecida aquella buena suerte absurda que amargaba sus noches. Avanzó Lubimoff su cabeza entre dos hombros, viendo á Alicia al mismo tiempo que está levantaba sus ojos. Se cruzaron sus miradas.
No te demores... que yo también quiero bañarme y usted acompáñeme a traer duraznos... Como quiera, don Ricardo. Vamos. Al dirigirse al monte de durazneros cruzaron el jardín en silencio; pero al entrar en aquél, dijo Ricardo: Baldomero, en los pocos días que lo he tratado me ha parecido encontrar en usted un hombre serio, de experiencia y capaz de dar un consejo. Usted dirá, don Ricardo.
Y me han dicho sus tristezas, sus pesares, sus dolores; Me han abierto los arcanos musicales de sus almas; Me han narrado complacientes los sucesos culminantes Y apopeyas de los días venturosos de la patria. "¿Dónde están aquellos fuertes y valientes Solimanes Que cruzaron otros tiempos estas selvas solitarias A la guerra?
Por lo pronto, cuando nos paguen ustedes la visita... y muchísimas veces más, como es natural entre personas de familia. ¿No es verdad, don Alejandro? ¡Ja, ja, ja! Adiós, Nieves. A la puerta del estrado se cruzaron con las Escribanas que entraban, muy arrebatadas de calor y un tanto airadas de semblante.
Tomó la mano de Miguel y lo condujo suavemente hasta el centro de aquel fantástico recinto, y se dejó bañar un instante por el rayo de la luna. Mil pensamientos poéticos cruzaron entonces por la imaginación de la dama. ¡Qué desprecio y qué asco le inspiraba en aquel momento el mundo frívolo que se veía obligada a habitar!
Fueron tres flores bellas en un rosal brotadas Que al ostentar ufanas su grato rosicler, Cruzaron por el cielo nubes encapotadas Y el viento tempestuoso las arrancó al nacer. Fueron tres gotas de agua lloradas por la noche En el virgíneo cáliz de la fragante flor, Y que al brillar el dia, cuando entreabrió su broche, Se evaporaron todas al matinal calor.
Este gentleman acababa de detenerse á impulsos de la sorpresa, como si hubiese reconocido á Ferragut. Se cruzaron las miradas de los dos, sin que esto despertase eco alguno en la memoria del capitán... No podía recordar á este hombre. Casi estaba seguro de no haberlo visto nunca. Su rostro afeitado, sus ojos de un gris metálico, su tiesura elegante, no decían nada á su memoria.
El amor debe de ser el dios a quien se rinde culto en tales nidos tibios y suntuosos. Algunas veces al través de sus persianas he oído los dulces acordes de un piano. ¡Cuántas cosas bellas cruzaron entonces por mi mente! ¡Cuántas novelas interesantes se me presentaron de improviso!
Palabra del Dia
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