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Actualizado: 22 de mayo de 2025
Que vaya á contar á los de Villoria cómo tratamos á los que no quieren gritar «viva Lorío». Toribión sentía celos de aquel bravo mozo que osaba resistírsele. Además era primo de Nolo, á quien temía y aborrecía al mismo tiempo. Y en efecto, lo torgaron; esto es, le amarraron su propio palo por la espalda á los brazos con las correas de los zapatos.
Las parejas de mulas, curiosamente enjaezadas, entran, dirigidas cada una por dos mozos de uniforme especial, al trote solamente. Un travesaño pendiente de las correas del tiro, con garfios de fierro, agarra el cadáver de un animal, casi hecho trizas; los látigos traquean, y las mulas parten á escape, como demonios frenéticos, saltando, tirando coces y bufando, estimuladas á golpes.
Después, a modo de novio en víspera de boda, quemó en la chimenea varios retratos y un puñado de cartas, y, por último, llamó a Benigno, quien oyó con verdadero asombro estas palabras: Mañana temprano me pones encima de esa butaca un traje gris, de americana, la manta de viaje con las correas, una gorra y el gabán de pieles.
Casas humeando aún por el incendio, árboles rotos, zanjas, el suelo sembrado de municiones de guerra, cajas, correas de artillería, bayonetas torcidas, instrumentos musicales de cobre aplastados por los carros. En la cuneta de la carretera se veía a un muerto medio desnudo, sin botas, con el cuerpo cubierto por hojas de helechos; el barro le manchaba la cara.
Ramiro hizo con los hombros y el labio doble gesto de indiferencia. A una voz de la mujer llegaron dos silleteros con sus anchas correas. El mancebo no quiso meditar demasiado el grave peligro que corría al entregarse de aquel modo a cualquier treta criminal, y entró en la silla sonriendo. Los cueros estaban cosidos entre sí, de tal suerte que no dejaban penetrar el más débil rayo de luz.
25 Y como le ataron con correas, Pablo dijo al centurión que estaba presente: ¿Os es lícito azotar a un hombre romano sin ser condenado? Porque este hombre es romano. 27 Y viniendo el tribuno, le dijo: Dime, ¿eres tú Romano? Y él dijo: Sí. 28 Y respondió el tribuno: Yo con grande suma alcancé esta ciudadanía. Entonces Pablo dijo: Pero yo lo soy de nacimiento.
El lavado estaba al aire libre. Las correas de transmisión venían zumbando desde el departamento de la máquina. Otras correas se pusieron en movimiento, y entonces oyose un estampido rítmico, un horrísono compás, a la manera de gigantescos pasos o de un violento latido interior de la madre tierra. Era el gran martillo-pilón del taller, que había empezado a funcionar.
Yo tenía una cama, señores, y la tengo todavía, una cama de abeto completamente ordinaria, estrecha como un ataúd, de correas, sin colchón de lana ni de plumas; una piel de ciervo por toda cobija, y un jergón al que se le renueva la paja dos veces al año, y que constituye el único lujo.
Se decía que había disparado sobre un criado sólo porque le había abierto una carta, y que en varias ocasiones había cogido a los niños que se atrevían a hacerle muecas en la calle, los metía en la cuadra, los desnudaba y los azotaba cruelmente con las correas del freno de su caballo.
Esgrimían contra el enemigo invisible sus lanzas y sus mazas llamadas «macanas», arrojaban sus boleadoras, correas terminadas por dos esferas de piedra que volteaban en el aire para envolver al adversario, acompañaban con aullidos sus botes, tajos y estocadas, y las mujeres y los pequeñuelos, marchando á pie, se unían á esta ofensiva general dando palos y puñetazos al aire.
Palabra del Dia
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