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A las frases de elogio que Raimundo tributó calurosamente a la dama, asintió en un tono lacónico que le apagó los fuegos. Hay que confesarlo. La impresión primera de adoración filial que Clementina inspiró al joven entomólogo se había ido desvaneciendo poco a poco o, por mejor decir, confundiendo con otra inclinación menos santa, aunque guardando algo de ella.

Deben los Filósofos ser cautos en difinir las cosas: y el haber hecho muchas difiniciones en las Artes y Ciencias antes de tener bien conocidos los caractéres propios de los difinidos, ha sido causa de muchísimos errores, tomando una cosa por otra, confundiendo las que deben estar separadas, y haciendo una misma la que tal vez es muy diversa.

Magdalena, dechado de elegancia y distinción, apoyábase en su novio y éste, radiante de felicidad, olvidándose de los espectadores, del bullicio del baile, del ritmo de la música, y anegando sus miradas en los ojos entornados de Magdalena, confundiendo con ella su aliento y escuchando los latidos de sus corazones, unidos por misteriosa corriente magnética, sintiose contagiado por la embriaguez que dominaba a su novia y le trastornó el vértigo.

Tanto la reina Católica como su hija Doña Juana, llevaban su intencion; la primera, por ver si podia sin dar escándalo, desvanecer el amor que habia puesto Felipe en la camarista; y la segunda, porque queria dar una leccion á su esposo, confundiendo á su querida.

Entre los protegidos así lo fué el trovador Giraut Riquer de Narbona, que se propuso restaurar la gaya ciencia, caída ya en desprecio en muchos lugares, atribuyendo la causa de este mal á la indecorosa costumbre, admitida en su tiempo, de llamar juglares á todos los poetas sin hacer distinción entre ellos, y confundiendo bajo esa denominación á los más notables con groseros mímicos y farsantes.

Pues ya que no hay nada de casorio, quiero tener contigo, contigo que eres mi hija, la familiaridad propia de un padre; quiero tutearte.... Y en este momento es preciso que sellemos nuestro parentesco dándonos un abrazo pero muy apretado.... así... no hay cuidado. Ya no somos novios, hijita. Se abrazaron estrechamente, confundiendo la bondad de sus corazones.

A cada momento, el Nacional, que iba con la capa al brazo, confundiendo su traje vistoso de torero con los vulgares de la muchedumbre, inclinábase sobre el hule de la cubierta de la camilla y mandaba descansar a los portadores.

Media hora después hallábase Nieves en el saloncillo del nordeste, contemplando y admirando los dibujos hechos por Leto en el pinar, y confundiendo en sus mientes con esta admiración al talento de su amigo, el análisis minucioso del otro caso, del extraño caso del clavel, que ella había descubierto por una casualidad.

En efecto, compró mucho hierro; pero el principal móvil de mi viaje fue saber de la propia boca, de ese señor novio tuyo... démosle este nombre... saber de su propia boca si era verdad que se había hecho carlista. ¡Qué asquerosa calumnia! exclamó Sola con ardor, confundiendo con una frase a los inventores de tan maligno despropósito.

Veíalo sobre el muro, o en el veto de las tinieblas; veíalo en los cielos, indeterminado y sublime, confundiendo su belleza con el hechizo de la noche. Otras veces era toda su persona revestida de blancura nupcial y vagando bajo los arcos o entre las hierbas, como una sonámbula. Ramiro hallábase embebecido.