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Actualizado: 16 de junio de 2025
En desobedecer á mi madre, en engañarla, en haber atraído á D. Carlos con miradas amorosas y profanas, en complacerme en que guste de mí y en que me persiga, en desear que siga queriéndome hasta en este instante, cuando ya estoy decidida á no ser suya. En suma, Lucía, mi alma es un tejido de marañas y de enredos, que el mismo diablo trama y revuelve.
El servicio que vuesa merced ha prestado a la Iglesia y al Rey díjole a Ramiro, antes de despedirse, dejando a una parte el largo padecer, que eso no se mira en hombres de vuestra sangre, no puede quedar sin recompensa. Mañana debo partir para la Corte. Yo he de pretender para vuesa merced el hábito de Alcántara; no faltará quien desee complacerme.
¡Oh! lo que es eso... Mi destacamento estaba compuesto de demonios casi tan negros como los que nos asediaban. Figúrate aquello, tía Liette. Nada de eso. Usted los calumnia; eran buenos muchachos y no sabían qué hacer para complacerme. Es que la presencia de usted los metamorfoseaba... No como Circe entonces.
Para complacer a la abuela, me siento muy capaz de decir sí, y aceptar la entrevista. Para complacerme a mí misma, me siento igualmente capaz de gritar no, y no aceptar nada. Cambio de opinión cada cinco minutos, lo que no es para llegar a una solución. Los estudios que he hecho en estos últimos tiempos sobre las solteronas, unidos a la intervención del padre Tomás, me ilustran asombrosamente.
»Lo primero que al otro día me dijo mi madre fue que si persistía yo en mis deseos de que se anticipara la boda, estaba en su mano complacerme. Respondila que sí, cerrándome el camino a toda reflexión. Por la noche estuvo Guzmán en mi casa. ¡Qué daño me hacían sus estudiados y convenidos alejamientos de mí!
Al principio apliqué todo mi cuidado en granjearme la voluntad y confianza de todos los individuos del departamento, no tan solamente de los indios, sino también de los curas y administradores; y lo logré tan cumplidamente que hasta el presente nadie me ha ocasionado quebranto de consideración; todos desean complacerme, y así consigo cuanto deseo.
¡Ah! ¿Conque no quieres? ¿Conque te niegas a darme ese gusto? Entonces, grandísimo gorrino, embustero, ¿por qué no hablas claro? Es decir que yo te estoy aguantando, viejo sucio, te estoy siendo fiel como si fueses el chico más guapo de Madrid, y cuando se trata de complacerme en una cosa insignificante te llamas andana. ¡Ay, que tío!
Yo dormiría en la alcoba del salón contiguo, que tenía su correspondiente cama; con ella y cuatro cachivaches que se le agregaran de mi cuarto, estaría como un príncipe... ¡Válgame Dios los reparos y los miramientos y los asombros con que se negaron de pronto a complacerme! no en lo de quedarse en la casa algunos días, sino en lo de ocupar el gabinete que les ofrecía yo... Hasta que al fin cedió Mari Pepa, resignóse Lita, y aplaudió el gigante el acuerdo con una «¡esa es la derecha!» que retumbó en media casa.
Me alegro, me alegro en el alma de que hayas sido franco exclamó con afectación . ¡Qué dolor sería para mí si al cabo hubiera descubierto que te ibas a Madrid sólo por complacerme! Te vería de mal humor, te vería huraño y silencioso, y la pobre Elena tan inocente, sin saber que ella era la causa. ¡Huraño, Elena! ¡Silencioso! Sí, huraño, incivil... inaguantable. ¿Pero cuándo me has visto...?
Aunque te adora, aunque ha creído siempre en tu amor, opina en general poco favorablemente de las mujeres; cree que el lujo, la brillantez, la elegancia y la alta posición nos deslumbran. Y no cree mal. A mí me han deslumbrado, no para dejar de amar a Braulio y amar a otro, sino para complacerme en otro amor sin pagarle. Mira, hermana, no es tiempo de recriminaciones.
Palabra del Dia
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