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Actualizado: 6 de julio de 2025


No es viejo, no... Es de cuando Fernando VII gastaba paletot... Pero, en fin, si se ofende, me callo... Sr. de Ponte, sabe que se le quiere, y que si gasto estas bromas es por pasar el rato. No haga usted caso, maestro, y hablemos de otra cosa. Sus chanzas son un poco impertinentes dijo Frasquito con dignidad , y si quiere, irrespetuosas... Pero es usted un chiquillo, y... ¡Pata!... Ea, se acabó.

Que suba. Ya es demasiado retozar. DON URBANO. Voy. Los mismos; ELECTRA, tras ella MÁXIMO. Que no me coges... Bruto, fastídiate. Estoy en salvo... tía; mándele usted que se vaya. MÁXIMO. ¿Dónde está esa loca? Ya sabe donde se pone. EVARISTA. ¿Pero, hija, cuándo tendrás formalidad? Máximo, eres tan chiquillo como ella.

Y el atleta, por encima de la gente, agarraba al chiquillo con una mano que parecía una garra. Le asía del primer sitio que encontraba; elevábale hasta el nivel del santo para que besase el bronce y lo devolvía como una pelota a los brazos de su madre. Todo con rapidez, automáticamente, dejando un chiquillo para coger otro, con la regularidad de una máquina en función.

Pero... el señorito..., ¿qué tiene que ver el señorito...? El cura de Naya saltó a su vez, sin que ninguna mosca le picase, y prorrumpió en juvenil carcajada. Julián, comprendiendo, preguntó nuevamente: Luego el chiquillo... el Perucho.... Tornó don Eugenio a reír hasta el extremo de tener que limpiarse los lagrimales con el pañuelo de cuadros.

Quilito se esconde apenas ve gente en casa, y cuando le reprendo, me contesta que él no está para perder su tiempo con vejestorios. Lo que a aquel chiquillo hacía falta, era un padre como don Aquiles, su abuelo, que le arreglara a ordenanza; el látigo es un remedio excelente: con esto y rienda tirante, no hay hijo indócil ni descarriado.

Empezaron a funcionar las modistas, y estas, así como la elección de telas y de sombreros, tuvieron a Isidora febrilmente distraída y excitada durante algunos días. La vanidad le hacía vivir doble y la engañaba, como a un chiquillo, con apariencias de bienaventuranza.

Ni sobre tu palabra, ni sobre tu dinero, grandísimo trasto.... Me voy, me voy añadió con un gesto de mimo, levantándose y corriendo a mirar la hora al reloj de la chimenea . ¡Uf, qué tarde!... Adiós, chiquillo. Y se precipitó a la puerta extendiendo la mano a su amante sin mirarle. Este no pudo besarle más que la punta de los dedos.

Cuando el mísero chiquillo, medio ahogado, se sintió libre de aquella estatua de plomo que a poco más le convierte en oblea, miró hacia atrás.... La niña había desaparecido. Perucho no olvidará nunca el desesperado llanto que derramó por más de media hora revolcándose entre las espigas.

Por fortuna, al medio día se nubló el cielo y comenzó a llover. Su primera impresión fue de alegría; pero luego se dijo: «¿A que no va porque no coja humedad el chiquilloHasta la hora del espectáculo permaneció encerrado en casa y, según su costumbre, quiso distraerse leyendo; pero todo fue inútil. Tal estaba su ánimo, que no le hizo gracia Don Quijote.

Las sobrinas, que son no cuántas, siempre tienen a punto un chiquillo que soltar al mundo cuando yo llego, y quieren que el tío de América lo apadrine. Todos parecen encantados de que mi señora no haya tenido hijos.

Palabra del Dia

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