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Actualizado: 14 de julio de 2025
¡Y no les diste una bofetada! exclamó D.ª María, clavando sus dedos en el cuero del sillón. ¡Quía! Me eché a reír y les dije que ya pensaba ir a Francia con el Sr. de Santorcaz, que es mi amigo y ha de ser mi maestro cuando me case.
En efecto, una noche en que la dolencia de doña María se había agravado de una manera tal que los médicos no la daban más que algunas horas de vida, me casé, junto á su lecho, con don Hugo, representándole el amigo que para ello había enviado.
Me ha declarado, con mucho misterio, que don Alonso Blázquez tiene resuelto entrar de religioso tan pronto case a la hija, e que su hermano el mayorazgo le pasea la calle a la señora Beatriz, entrada la noche, e que hace menos de una hora ha recibido un papel que no puede ser sino della, dándole una cita para hoy; pues a través de una antepuerta hale oído exhalar muchos suspiros, diciendo: «Sí, bella namorada mía. ¡Sí que he de ir!
Voy á dar un consejo á los padres, porque á los padres toca el gobierno de los grandes intereses de su casa; por consecuencia, el gobierno de sus hijos, puesto que un hijo es el interés capital de la familia. Cuando tu hija ame y sea amada, no mediando peligro en el casamiento, no te opongas á que se case. Sobre todo, no te opongas, alegando por causa los pocos años de la novia.
En el mundo oficial que frecuenta ha observado alguna vez que las mujeres no desdeñan su conversación ni su compañía. Además, nunca ha de ser tan loco que se case con una jovencita; mas si por acaso encontraba una mujer que se acercase a los treinta, agradable y simpática, nada se había de oponer a que pensase en el matrimonio.
Usted no va a cultivar los campos, usted se llevará a Margalida, y el viejo, no teniendo a quién dejar Can Mallorquí, me permitirá que sea labrador, que me case, y ¡adiós capellanía!... Le digo a usted, don Jaime, que usted se la lleva. Aquí estoy yo, el Capellanet, para pelearme con media isla en su defensa.
Como yo me casé... vamos al caso, delante de la gente... y llevan los chiquillos de la mano, con la desvergüenza del mundo. ¡Anda, salero! ¿Y el arcebispo no los mete en la cárcel? ¡Si ellos son contra el arcebispo, y contra los canónigos, y contra el Papa de Roma de acá! ¡Y contra Dios, y los Santos, y la Virgen de la Guardia! Pero esa lavada de esa Píntiga... ¡malos perros la coman!
Padre Jacinto dijo el Comendador con aire de jubiloso triunfo , Clara es libre ya. No es menester que se case con D. Casimiro ni que sea monja. ¿Cómo es eso, hijo mío? He dado por ella una suma igual á todo el caudal de D. Valentín. ¿Á quién? Á D. Casimiro. La ha aceptado con una razón que promete callar; por un motivo secreto.
Tú lo has visto, Tristán, y sabes si es rico y mullido. Lo acomodé bien envuelto sobre una mula del vivandero y allá lo tengo en una venta cerca de Dunán, para el día en que me case. ¿Te acuerdas de la ventera, mon petit? preguntó á Roger, guiñándole el ojo. ¡Adelante! vocearon tres ó cuatro arqueros. Eso es, continuó el veterano.
Encamínase á casa de Galatea y alaba al joven, diciendo que es el más bello, rico y noble de toda la ciudad; al principio no quiere escucharla Galatea, pero la vieja persiste en su propósito, é intenta persuadirla que se case con Pamphilo sin conocimiento de sus padres.
Palabra del Dia
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