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Actualizado: 11 de junio de 2025
¡Una carta en que se habla mal de mí! ¡Pero don Francisco! Me la ha leído la abadesa y sé que andáis en cuentas con ese bribón de Lerma. Os juro que... yo... no sé ciertamente... el duque me ha llamado... Vos acabaréis muy mal, señor Montiño. Mi sobrino tiene la culpa. ¿Vuestro sobrino?... Por él me están aconteciendo desde ayer desgracias. Para él es todo lo bueno, para mí todo lo malo.
Ese bribón mentiroso me prometió entregarme sin falta el mes pasado cien libras esterlinas. Se aprovecha de que ocupa una granja apartada y piensa que lo voy a perder de vista. Este vio que su padre tenía la intención de eludir todo pedido pecuniario motivado por la desgracia ocurrida a Relámpago.
El arquero Tristán es de este pueblo de Horla y la mujer es su madre, que le da la bienvenida á su manera. ¡Yo te enseñaré, holgazán, perdido, gandul! gritaba la vieja esgrimiendo la vara. Poco á poco, madre, decía Tristán, que ya no ando de vago sino que soy arquero del rey y voy á las guerras de Francia. ¿Con que á Francia, bribón?
Don Juan tenía pensado alquilar un cuarto y amueblar en él dos habitaciones: una tal que pareciese oficina, para dar sombra de apariencia a lo de la empresa teatral, y otra cuidadosamente alhajada, donde, atraída Cristeta, quedara su resistencia vencida; pero en vista de la conferencia con don Quintín, consideró inútil lo primero, pues el grandísimo bribón no había menester disimulo, sino dinero; por lo cual a otro día del almuerzo le mandó a Benigno con una carta en que, a modo de primer mes de sueldo, le remitía mil reales, es decir, el amor de Carola provisionalmente asegurado.
Si ese bribón te coge por su cuenta, te saca más de lo que valen todos los chicos de la Inclusa juntos con sus padres respectivos. ¿Qué pensabas tú ofrecerle? ¿Diez mil reales? Pues me los das, y si lo saco por menos, la diferencia es para mi obra».
Aquel bribón empedernido fue menos sensible a la propina de cincuenta francos que al placer de haber conducido a su cliente a la victoria. ¡En verdad que me agrada la manera que tenéis de arreglar a las personas! le dijo al bueno de Ayvaz. Bueno es saber cómo las gastáis. Si alguna vez os piso un pie, me apresuraré a pediros mil perdones en el acto.
Mal sugeto era de veras el tal Azarria, y el bribon mas fastidioso que en toda la isla habia. Quince años tenia quando me envió mi padre á estudiar á Roma, y yo llegué con la esperanza de aprender todas las verdades, porque hasta entónces me habian enseñado todo lo contrario de la verdad, según es uso en este mundo, desde la China hasta los Alpes.
En resumen, me parece que tienes muy poca consideración por tu vieja y fiel esposa; pero ¿qué era lo que quería decir? Sí, en cuanto a mis planes, me harás el servicio de no mezclarte en ellos, por que no los comprendes. ¿Tienes siquiera una idea de todo lo que he hecho ya por ese bribón de Roberto? Correr y viajar de un lado a otro, hacer visitas, escribir cartas, y sabe Dios cuántas otras cosas.
Creyó a puño cerrado cuanto el pícaro la afirmó, y desde aquel instante quedó indefensa esclava suya, como el pájaro de la sierpe que le fascina y aterra. La hacienda, la vida: todo le parecía poco para comprar el silencio del infame y poner entre él y su hija un muro tal, que ni las águilas fueran capaces de volar tan alto. Y todo se fue haciendo como el bribón lo pedía.
¡Oh, no, eso no! él sí que es un animal, un salvaje.... Sí, es un salvaje... pero por lo mismo debí tratarle de otro modo. Lo que yo no perdono es el disgusto.... Deje usted, deje usted; hablaremos de ese bribón... otro día. Hoy no puedo... hoy... me sería imposible prometer a usted suavizar los rigores de la ley que está terminante. Sí, ya sé... pero, como nunca se aplica....
Palabra del Dia
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