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Actualizado: 11 de junio de 2025


Los señores de Gautet, Bersonín y Dechard le siguieron una hora más tarde, llevando el último un brazo en cabestrillo. Se ignora la causa de la herida, pero se sospecha que ha tenido un duelo, en el que figura como causa una mujerInformes auténticos observé, alegrándome al saber que el bribón tenía buena memoria mía.

En vez de tratar de amenazarme, soy yo quien tiene derecho de preguntarle por qué le encuentro a usted aquí... con ella. ¡Voy a decírselo! grité encolerizado, ardiéndome las manos de deseo de darle a ese imprudente bribón una buena y merecida lección. Estoy aquí para protegerla, porque temo por su vida. Y permaneceré aquí hasta que usted se vaya.

Los Laroque poseen una fortuna territorial considerable, cuya administración estaba confiada en estos últimos tiempos, á un intendente que yo me tomaba la libertad de mirar como un bribón. Al día siguiente de nuestra entrevista, Máximo, recibí la noticia de la muerte de este individuo: me puse en camino inmediatamente para el castillo de Laroque y he pedido para usted el empleo vacante.

La de José y otros pobres de su clase echaba de menos los bienes pasados, y deploraba los males presentes, sin definir su origen. Quedaba el escribano, que era un descarado bribón, como suele haberlos en los pueblos pequeños; acérrimo defensor del partido triunfante, y lo que es peor, perseguidor encarnizado del vencido; animal maléfico y hostil, que sólo se domesticaba con plata.

Esta pieza, entre cuyos personajes, además de diversas figuras alegóricas , encontramos dos rufianes, un pastelero, un inquisidor, Lucifer, un ángel y tres almas del Purgatorio, nos ofrece por añadidura un espadachín bribón de Sevilla, que al fin muere en Méjico como un santo, haciendo milagros. Las demás piezas son desiguales por su mérito y de distinto carácter.

Ella, ¡pobrecita! había sido, como su padre, la inocente víctima del ingenioso aventurero Dawson y del joven bribón y sin escrúpulos que había sido su instrumento, los cuales la habían persuadido, por medio de engaños y de amenazas, a que consintiera en ese fatal casamiento, con el fin de poseer, después, toda la enorme fortuna de Blair.

Todo el mundo sabía que la quiebra pasada fue falsa, y sin embargo yo no podía hacer nada: las leyes eran completamente inútiles. Ni yo pensaba en ellas. A don Ulpiano le duró poco aquella segunda época de prosperidad porque el grandísimo bribón murió y además ¿para que necesitaba yo recurrir a él? No me hubiera podido devolver lo mejor que por su causa había perdido.

No es necesario decir lo satisfecho que iría Tistet Védène al salir del salón del Solio, y con qué impaciencia aguardó la ceremonia del siguiente día; pero mucho más satisfecha e impaciente que el bribón estaba la mula. Desde el regreso de Védène hasta las vísperas del siguiente día, la vengativa bestia no cesó de atiborrarse de avena y cocear la pared con los cascos de atrás.

No dónde habrá aprendido tales mañas. Es una risa... Una tarde que les llevé a que les viera Su Majestad... ¡bochorno mayor no he pasado en vida! No había medio de hacerles hablar una palabra: de repente, este bribón se planta, mira a la Reina con la mayor desvergüenza del mundo, y alargando su manocita... «dame cuartos». Su Majestad rompió a reír. Bien, señorito precoz, toma cuartos.

Es menester que lo sepas... Clarita me tiene embobado. Por ella, no más que por ella, aguanto á su madre. Lo que yo quería, como un bribón de siete suelas, es que se quedase por aquí... para ir á verla y para que ella me agasajase, como me agasaja ahora, cuando voy á casa de su madre, sirviéndome, con sus blancas y preciosas manos, jícaras de chocolate y tacillas de almíbar.

Palabra del Dia

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