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Actualizado: 11 de mayo de 2025
En el otro barrio están mejor que aquí.... Pero no se trata ahora de fusilar: ellos lo harán cuando nos cojan debajo. Total, que les hemos traído codo con codo, y el bribón de Campos es tan cobarde que se echó a llorar, y sin que nadie se lo preguntara nos reveló todo el diebus ille de la junta carlista de Madrid, citando nombres uno por uno.
Si, el primer día; entonces traje conmigo el perro gris ... y ya has visto cómo le ha tratado. Pero, ¿y si hubieras encontrado al guarda? Le he encontrado varias veces ... ¡Oh! Dios mío ... Lo que me ha costado veinte francos por vez ... Esta noche, ciento ... pero hoy la cosa era más grave ... ¡había escalada! ¡Qué dicha, que ese hombre sea un bribón! Si: ya lo ves, nada es inútil.
¿Pues qué queréis que hagamos con vos, señor asesino, á quien encontramos cebándoos en vuestra víctima y con el homicida arma aún en la mano? ¡La daga que había desnudado para defenderme y que me pierde! exclamó el desdichado. Amarradle y con él á la cárcel dijo el bribón del licenciado Sarmiento. Los alguaciles sacaron cuerdas de sus gregüescos y ataron codo con codo á Montiño.
¡Señor! gritó. ¿Ha aceptado usted mi hospitalidad para venir a envenenarme la casa?... ¿No sabe usted que ese nombre maldito no debe pronunciarse aquí? ¿No sabe usted que yo maldigo a ese bribón hasta en su tumba? ¿que maldigo a su progenitura, que maldigo a todos los que...? No pudo continuar; se ahogaba, y le acometió un violento acceso de tos.
Pero, ¿qué es de ese bribón que la cruel suerte le deparó como esposo? El Juicio Divino lo ha juzgado fue su contestación casi mecánica. ¡Qué! balbucí lleno de ansiedad. ¿Ha muerto?
Que el diablo me lleve si no ha engordado este bribón de pocos meses á esta parte dijo el paisano. ¿Cómo no apuntó un minero si todo lo que sudamos pasa al cajón de su mostrador? ¿No habéis reparado que cuanto más gana este ladrón peor vino nos da? De eso debéis estar agradecidos respondió el tabernero.
Un día descubrió que el gallego se había puesto sus botas para ir a paseo; no quiso mejor ocasión, y ardiendo en cólera, le dijo a Miguel: «¿Sabes que el bribón de Manuel se puso ayer mis botas para irse a tunantear por las tabernas?... ¡Pero no se ha de reír de mí ese jayanote indecente!... Ahora vas a ver, barájoles.» Y le llamó desde su cuarto.
Pues, ya... el bribón que le capturó y el jefe militar de Estella son una misma endemoniada persona, jí, jí, y esta persona es el perdido de los perdidos, el gran maestre de los canallas, Seudoquis, más masón que Caifás y más liberal que Caín.... ¿Le conoce usted?
Mi opinión era que le mandase a usted la cuerda con que merece ser ahorcado, pero él se empeñó en darle un salvo-conducto hasta la frontera y quinientos mil pesos. Pues entre las dos ofertas prefiero la de usted, señor mío. ¿Es decir que rehusa usted la del Duque? Desde luego. Así se lo dije a Su Alteza. Y el bribón que había recobrado todo su aplomo, me dirigió la más alegre de sus sonrisas.
Palabra del Dia
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