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Actualizado: 16 de junio de 2025


Considera que no puedes cristianamente llegar al fin de tus deseos, porque Luscinda es mi esposa y yo soy su marido''. ¡Ah, loco de , ahora que estoy ausente y lejos del peligro, digo que había de hacer lo que no hice! ¡Ahora que dejé robar mi cara prenda, maldigo al robador, de quien pudiera vengarme si tuviera corazón para ello como le tengo para quejarme!

Empiezo a creer que no estoy criado para el matrimonio y que soy una especie de anfibio hecho como ellos para flotar entre dos aguas sin hacer pie jamás en tierra firme. Me maldigo y me injurio de despecho por ser como soy y no poder ser de otra manera. No valía la pena que se muriese Marignol, puesto que no me produce ningún contento. Elena al Padre Jalavieux.

Do estás, Silvia hermosa? qué distino, Qué fuerza insana de inplacable hado El curso de aquel prospero camino Tan sin causa y razon nos ha cortado? O estrella! ó suerte! ó fortuna! ó signo! Si alguno de vosotros ha causado Tamaña perdicion, desde aqui digo Que mil cuentos de veces os maldigo. Yo morire por lo que al alma toca, Antes de hacer lo que mi ama quiere.

Aquella fantasmagoría desapareció; el telón de niebla cayó sobre la fachada de la Bolsa, y quedaron ocultas las figuras del sombrío drama, que la imaginación del comerciante acababa de hacer representar. Míster Robert levantó su brazo, cual si lanzara un anatema, y exclamó: ¡Garito amparado por las leyes, ladrón de haciendas, yo te maldigo!

Mi amor te perdió, mi amor... yo mi cariño maldigo, pero moriré contigo con veneno abrasador. ¡Si me quisiera escuchar el Conde!... Si yo lograra librarte así, ¿qué importara?... ; voy tu vida a salvar. A salvarte... No te asombre si hoy olvido mi desdén. UNA VOZ, dentro. Hagan bien para hacer bien por el alma de este hombre. LEONOR. Ese lúgubre clamor... ¿O tal vez lo escuché mal?

Maldigo de la política, y juro que nunca he de volver a meterme en ella. Mi amiga Luisa está desconsolada. Ayer estuvo en mi casa, y, al contarme sus cuitas, rompió en llanto. Su gran desconsuelo no está en relación con la causa que lo produce. Mi amiga tiene fáciles lágrimas, y no menos fácil tiene la risa. Con esto queda dicho que es muy sensible a todas las emociones.

Hermosa, morena, como enajenada, cantaba: Ni debo amarte ni olvidarte puedo, y hondo dolor mi corazón destroza. ¡Contigo, el crimen, y sin ti, la muerte! Lejos de ti, todo en mi vida es sombra. Aunque maldigo mi pasión insana, me complazco en sus cuitas deliciosas. Ni quiero amarte ni olvidarte puedo. ¡Malhaya el lazo!; pero ¿quién lo corta?

Yo maldigo la locura de mis proyectos, la increíble debilidad de mi razón, que se deja deslumbrar por la menor ilusión y claudica ante cualquier capricho; me indigno contra mismo y cedo, no obstante, a la indignación que me arrastra sin intentar resistir. Hay más aún.

Y volvióse bruscamente hacia el almenar, y poniendo en él las manos, exclamó con ronca voz entre las tinieblas: ¡Ah! ¡infame alcázar, cueva de la tiranía, almacén de pecados, arca de inmundicias, maldígate Dios, maldígate como yo te maldigo! ¡Oh!, , maldiga Dios estos alcázares de la soberbia, donde sólo se respira un aire de infamia exclamó el bufón.

Los niños escucharán más blasfemias, sufrirán más golpes. Yo me río de esa prosperidad y la maldigo. ¿Qué me importa que traigáis un puñado más de oro si con él llega el vicio, el crimen y la enfermedad?

Palabra del Dia

irrascible

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