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Actualizado: 16 de mayo de 2025


Con increíble presteza entró en una botica de la calle de Toledo; recogió medicinas que había encargado muy de mañana; después hizo parada en la carnicería y en la tienda de ultramarinos, llevando su compra en distintos envoltorios de papel, y, por fin, entró en una casa de la calle Imperial, próxima a la rinconada en que está el Almotacén y Fiel Contraste.

Es, pues, el caso que el yelmo, y el caballo y caballero que don Quijote veía, era esto: que en aquel contorno había dos lugares, el uno tan pequeño que ni tenía botica ni barbero, y el otro, que estaba junto, ; y así, el barbero del mayor servía al menor, en el cual tuvo necesidad un enfermo de sangrarse y otro de hacerse la barba, para lo cual venía el barbero, y traía una bacía de azófar; y quiso la suerte que, al tiempo que venía, comenzó a llover, y, porque no se le manchase el sombrero, que debía de ser nuevo, se puso la bacía sobre la cabeza; y, como estaba limpia, desde media legua relumbraba.

A me agrada eso, porque así no estoy tan sola, y si se ofrece algo hay quien vaya a la botica o a llamar al médico; pero temo que una noche, mientras él está aquí pase algo en la tienda. «Tengo la esperanza de que Angelina venga con el Padre, luego que pasen los días santos. ¡Dios lo haga

Tal vez necesite usted refrescar el corazón, señorita se aventuró a decir Isidorito con el rostro espantosamente contraído por una sonrisa. No sabía yo que se despachasen también en la botica refrescos para el corazón repuso la joven con gesto desdeñoso, dirigiendo sus palabras a Rosario. ¡Oh! no, señorita; en la botica no.

En cuanto a Leto, que se había pasado la noche en claro, después de la larga entrevista que tuvo con su padre recién llegado de Peleches, estaba encerrado en el cuartucho de la trastienda con El Fénix Villavejano. Por bajar a la botica se le entregó el mancebo con una mano, poniendo el índice de la otra, y sin hablar una palabra, sobre el renglón en que se leía: Percance grave.

Mandole llevar su casa a Madrid y despachó su título el último día de Octubre de 1623 con veinte ducados de salario al mes, y sus obras pagadas, y con esto, médico y botica: otra vez, por mandado de S. M., y estando enfermo, envió el Conde-Duque el mismo médico del Rey para que lo visitase.

Aguardando, pues, una revelación importante, quiso tomar aliento haciendo una pausa, y trató de solemnizar la revelación yendo á una alacena, que no estaba lejos, y sacando de ella una limeta de vino y dos cañas, que puso sobre la mesa, llenándolas hasta el borde. Este vino no tiene aguardiente, ni botica, ni composición de ninguna clase dijo el padre al Comendador. Es puro, limpio y sin mácula.

En lo más recio de la disputa acertó a entrar en la botica el señor don Paco, y antes de llegar a la trastienda tuvo el disgusto de oír y de comprender los horrores que allí se propalaban. Todos se callaron, porque cara a cara no querían ofenderle. La herida, con todo, estaba ya hecha. Se dio otro giro a la conversación. Se habló de cosas distintas.

La botica no me ocupa ningún tiempo, porque tengo al frente de ella a un pobre muchacho que acaba de hacerse farmacéutico y al cual se la pienso dejar cuando me muera... Si no me voy a los sermones y no me entretengo en proteger a algunos pobrecillos, ¿qué quieres que haga yo de ?... ¿No comprendes que me moriría de aburrimiento? Sin embargo, los actos en no dejan de tener mérito.

Entonces fue Nieves quien se inmutó, y no poco; pero se repuso al instante, y dijo a Leto en el mismo son de broma que antes y cerrando el álbum: Pero, hombre, ¿cómo puede ser eso, si el clavel quedó allí y nosotros continuamos andando?... Es verdad respondió Leto sin perder una chispa de su ardimiento ; pero volví yo por él en cuanto me despedí de ustedes en la botica, después del paseo.

Palabra del Dia

bagani

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