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Actualizado: 16 de mayo de 2025


Aquí, mujer, aquí.... Agua, vinagre..., el frasquito aquél.... ¿Dónde está el frasco que vino de la botica de Cebre? Aflójele el vestido.... Ya me vuelvo de espaldas, mujer, no necesitaba avisármelo.... Unos pañitos fríos en las sienes.... ¡Si truena, que truene! Deje tronar.... Acuda a la señorita.... Déle aire con este papel aunque sea.... ¿Ya está cubierta y floja?

, se la llevan a la Casa de Socorro o al hospital... Pero ¡quia!, no... Suben. ¿Apostamos a que la traen a la botica? Si tiene rajada la cabeza en salva la parte... afirmó Papitos dando a conocer gráficamente las dimensiones de la herida . Y echaba la mar de sangre... que corría por la calle abajo, como corre el agua cuando llueve.

Por eso aquella tarde, se oyeron muchas veces sus vehementes gritos de mando: « Rumalda, a la botica. Rumalda, a casa de la tía Pistacha... que te de aquellos polvos...». En estos y otros lances, recibió una visita altamente honrosa.

Así son las cosas. Se lo dije a éste y a don Procopio. Me alegro de saber la verdad del caso. Ahora ya no daremos crédito a Ricardo ni a don Juan. De seguro que uno y otro contaban a su manera lo sucedido, y en perjuicio mío. Pronto supe todo; los chicos de la botica no me ocultaron nada.

En la parte más pulcra suele haber azúcar, café, salvia, tila, manzanilla, y hasta a veces, que antes sólo en la botica se hallaba. Del techo cuelgan egregios y gigantescos jamones; y, alternando con esta bucólica manifestación del reino animal, dulces andregüelas invernizas, uvas, granadas y otras frutas.

Aquel ascetismo y aquel ver a Dios en fueron nada más que obra fugaz de la tristeza, o quizás de las circunstancias, y existían en su mente como esas lecciones, pegadas con saliva, que los estudiantes aprenden en los apuros del examen. Sus nuevas obligaciones en la botica le llamaban del lado de la química y de la farmacia, y se dedicó a esto con verdadero ardor, deseando aprender.

Serían las dos de la madrugada, hora de gatos y ladrones, cuando sintió un ligero y cauteloso ruido de pasos en el traspatio. Aguzó el oído, y se convenció de que en una puerta que comunicaba con su dormitorio estaban aplicando lo que no en tecnicismo de botica, sino en el de los hijos de Caco, se llamaba entonces una ventosa.

Cierto, cierto, Isidorito. Los médicos no entienden absolutamente una palabra. Si yo pudiese meter en frascos otra vez las medicinas que he tomado, podía muy bien abrir botica.

Isidro, a pesar de que no estaba inscrito en «el censo del partido», logró su amistad. Era un muchacho simpático, aunque «ciudadano inconsciente». Cuando usted quiera que consumamos un turno le decía , ya sabe dónde tengo las oficinas: Puerta del Sol, de cinco a ocho de la mañana, en la acera de la botica de Borrell... aunque lluevan chuzos, aunque caigan capuchinos de punta.

A Peleches... ¡Y quería que yo le acompañara!... Como ha querido hoy que subiera a decirles que todavía continuaba él sin poder salir de la botica... Y bien querido. Pero ¿por qué se resiste usted tanto a complacer a su padre en un asunto tan hacedero y llano y hasta gustoso?

Palabra del Dia

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