United States or Micronesia ? Vote for the TOP Country of the Week !


Pero ¡ay, Rafaelito! eso es el exterior, la fachada, y con unos cuantos inviernos que lluevan sobre ella quedará despintada y llena de grietas. Pero interiormente créame usted, soy una ruina. Con tantas fiestas y alborotos los tabiques se caen, los pisos se bambolean. He corrido muy aprisa; me he quemado las alas por arrojarme de cabeza en la llama de la vida. ¿Sabe usted lo que soy?

Pero quizás lluevan chispas como llovió ayer; en tal caso no podréis ir a la cacería dijo Godfrey, sin darse cuenta de si deseaba o no que surgiera ese impedimento. ¡Llover! exclamó Dunstan , nada de eso, siempre he tenido suerte con el tiempo. Llovería, sin duda, si pensarais ir vos. Jamás tenéis triunfos en vuestros juegos, bien lo sabéis, porque yo los tengo todos.

Lluevan sobre ellos en buena hora demandas y peticiones, renuévese la tabla de los derechos, clamen por todas partes tribuna y periódicos por la libertad de imprenta; no le responderán a usted con un no seco, sino que por ahora no conviene. Pida usted más garantías; abogue usted por una verdadera seguridad individual; porque tal o cual estado es absurdo.

Isidro, a pesar de que no estaba inscrito en «el censo del partido», logró su amistad. Era un muchacho simpático, aunque «ciudadano inconsciente». Cuando usted quiera que consumamos un turno le decía , ya sabe dónde tengo las oficinas: Puerta del Sol, de cinco a ocho de la mañana, en la acera de la botica de Borrell... aunque lluevan chuzos, aunque caigan capuchinos de punta.

Decir ahora si yo me equivoco y no estoy al tanto. Yo también lo dije... Toma... como que es el aniversario del mes, día 24; quiere decir que cumple mes la defunción de su esposa, y Don Carlos bendito no falta este día, aunque lluevan ruedas de molino, porque otro más cristiano, sin agraviar, no lo hay en Madrid.

¿Es decir, que quepo? dijo don Francisco de Quevedo. Donde quiera que estemos nosotros, cabéis vos; pero entrad, que llueve. Desde que llegué á Madrid, que fué el mismo día que llegásteis vos dijo Quevedo entrando , no ha cesado ni un punto de llover; hambre tengo de cielo, y hambre de que no me lluevan desdichas; lastimado ando, y espantado y sin sueño aunque no duermo. ¿A dónde vais?

-Eso pido, y barras derechas -dijo Sancho-: denme de comer, y lluevan casos y dudas sobre , que yo las despabilaré en el aire. Cumplió su palabra el mayordomo, pareciéndole ser cargo de conciencia matar de hambre a tan discreto gobernador; y más, que pensaba concluir con él aquella misma noche haciéndole la burla última que traía en comisión de hacerle.

-Prosigue, Sancho amigo, y no desmayes -le dijo don Quijote-, que yo doblo la parada del precio. -Dese modo -dijo Sancho-, ¡a la mano de Dios, y lluevan azotes! Pero el socarrón dejó de dárselos en las espaldas, y daba en los árboles, con unos suspiros de cuando en cuando, que parecía que con cada uno dellos se le arrancaba el alma.