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Actualizado: 15 de septiembre de 2025


El auditorio se indigna, pero permanece impasible, como árabe que es... Sid'Omar, dios de la ironía, se sonríe escuchando, reclinado en su almohadón, con la mirada abstraída y la boquilla de ámbar entre sus labios.

Ambos guardaron silencio como si caminasen bajo el peso de una grave desgracia. Pepe Castro meditaba. Estás perdido, Ramón dijo al fin tirando la punta del cigarro y frotando la boquilla con el pañuelo antes de guardarla . Estás completamente perdido. Todo eso que me cuentas no tiene sentido común. Si supieses conducirte no hubieras llegado a semejante estado.

A un lado y a cierta distancia del joven señor, se hallaba un rico y elegantísimo narguilé, cuyo flexible y luengo tubo tenía el joven señor asido por el extremo, dejando ver la gruesa boquilla de ámbar, prendida al tubo por un anillo de refulgentes esmeraldas.

La querida de Salabert se acercó a ellos sonriente, saludándoles con efusión, particularmente a Pepe Castro. Este le apretó la mano sin perder de su gravedad ni separar la boquilla de los dientes, lo mismo que a un camarada a quien se acaba de ver en el café. ¿Adónde vais, granujas? Pues a casa de Calderón a pasar un rato. Venid conmigo. Voy a comprar un joyero.

Cuando por aquellas galerías conseguía deslizarse con furtivo atrevimiento algún novio agridulce, algún pollanco pretendiente, de bastoncito, corbata de color, hongo claro, y tal vez pitillo en boquilla de ámbar... ¡ay Dios mío!, ¿quién podría contar las risas, los escondites, las sosadas, el juego inocente, la tontería deliciosa de aquellas frescas almas que acababan de abrir sus corolas al sol de la vida?

Ella le había visto matar varias veces, y se acordaba con exactitud de los principales incidentes. Gallardo sintió orgullo al pensar que aquella mujer le había contemplado en tales instantes y aún guardaba fresco el recuerdo en su memoria. Había abierto una caja de laca con extrañas flores, y ofreció a los dos hombres cigarrillos de boquilla de oro, que exhalaban un perfume punzante y extraño.

A este severo personaje, pues, habíamos robado un paquete de cigarrillos; y aunque nos tentaba iniciarnos súbitamente en la viril virtud, esperamos el artefacto. Este consistía en una pipa que yo había fabricado con un trozo de caña, por depósito; una varilla de cortina, por boquilla; y por cemento, masilla de un vidrio recién colocado. La pipa era perfecta: grande, liviana y de varios colores.

Oye, Manolo dijo uno apagando todo lo posible la voz , ¿quién te ha dado esa boquilla? Pues se la he limpiado a mi hermano. ¿Es de ámbar? De ámbar y espuma de mar: le ha costado tres duros en Madrid. ¡Pobre de ti si llega a saber que has sido ...! Calla, tonto. ¿Para qué está el criado en casa, sino para pagar estas culpas?...

Bien pronto se vieron aparecer en el jardín y en la casa los grandes chibuks de hornillo rojo y boquilla de ámbar; los narghilés de cristal que cantan al hervir y que pasean sobre la hierba su largo tubo flexible como una serpiente.

Se le trataba como a un igual, se contaba con él en todas las francachelas; pero nadie preguntaba por su dinero. Mi general, le habrá a usted gustado ayer la Tosti, ¿eh? dijo Ramoncito Maldonado dirigiéndose a Patiño. En la romanza solamente, repuso el guerrero sensible después de dirigir con destreza una larga bocanada de humo a su boquilla que representaba un obús montado sobre su cureña.

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