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He oído decir que el carácter del señor Cané es tan jovial como bondadoso y franco: en su libro ha querido, sin duda, hacer gala de escepticismo, y deja entrever con mucha ¿demasiada? frecuencia, la nota siempre igual del eterno fastidio. Y, sin embargo, ¡qué amargo contrasentido encierra ese original deseo de aparecer fastidiado!

Cuando le entregaron la pistola y le invitaron a ponerse en guardia todavía se dibujó una sonrisa en sus labios, pero aquella sonrisa expresaba una mezcla de sorpresa y confusión. En realidad Nanín se sentía sorprendido y avergonzado de hallarse en una situación que dado su carácter pacífico y bondadoso ni remotamente pudo prever. ¡Prevenidos! gritó uno de los testigos. Y dio tres palmadas...

El comandante, siempre bondadoso y servicial; Rosa, siempre cuidadosa, atenta y desinteresada; porque don Modesto no se hallaba en el caso de remunerar pecuniariamente sus servicios, puesto que si la empuñadura de su espada de gala no hubiera sido de plata, bien podría haber olvidado de qué color era aquel metal. Capítulo VII

De repente me sacó de mis sueños y contemplaciones la voz del ordenanza, quien tocándome en el hombro, me decía: ¡Ahí está el jefe!... ¡aproveche! Avanza hacia un hombre alto, delgado, de color pálido, ceñudo, pero en cuya fisonomía serena se leía algo de bondadoso que atraía: ¿Qué se le ofrece, paisano?

Pero no; como Hártmann, en nombre de la muerte, sino en el de la vida misma y la esperanza, yo os pido una parte de vuestra alma para la obra del futuro. Para pedíroslo, he querido inspirarme en la imagen dulce y serena de mi Ariel. El bondadoso genio en quien Shakespeare acertó a infundir, quizá con la divina inconsciencia frecuente en las adivinaciones geniales, tan alto simbolismo, manifiesta claramente en la estatua su significación ideal, admirablemente traducida por el arte en líneas y contornos. Ariel es la razón y el sentimiento superior. Ariel es este sublime instinto de perfectibilidad, por cuya virtud se magnifica y convierte en centro de las cosas, la arcilla humana a la que vive vinculada su luz, la miserable arcilla de que los genios de Arimanes hablaban a Manfredo. Ariel es, para la Naturaleza, el excelso coronamiento de su obra, que hace terminarse el proceso de ascensión de las formas organizadas, con la llamarada del espíritu Ariel triunfante, significa idealidad y orden en la vida, noble inspiración en el pensamiento, desinterés en moral, buen gusto en arte, heroísmo en la acción, delicadeza en las costumbres.

Algunas señoras de la clase de parlamentarias, que acudían todas las tardes de bronca, rumiaban caramelos y miraban con extrañeza a aquel viejo de terrible fama, cuyo nombre jamás se pronunciaba en sus tertulias, admirando su aspecto bondadoso y la natural distinción con que llevaba la levita. ¡Parecía imposible!... En la tribuna diplomática sólo quedaba una señora lujosamente vestida, con un gran sombrero de plumas negras, tras el cual casi desaparecía un joven rubio, peinado en bandós, correcto y estirado.

Sus sesenta años, su cabeza blanca como la nieve, su rostro bondadoso, su afable sonrisa y su mirada serena hacían exclamar a todo el mundo: ahí va un hombre de bien, un justo. Don Salvador había viajado mucho y leído mucho con provecho. Sus conocimientos eran tan generales que su conversación resultaba siempre instructiva y amena.

Aquí sólo sabemos, por carta que se ha recibido hoy, que vendrá a fines de agosto. ¡Qué pronto! exclamó Leto dejándose llevar, sin duda alguna, de su natural bondadoso. Y no se habló más de Nacho. Nuevas idas y venidas de Leto.

¡Oh, no; es una atrocidad!... Señor Duque, usted está muy lejos de sospechar que su venida a esta casa ha producido graves disgustos. Su carácter bondadoso y llano, la simpatía que el genio alegre y abierto de mi hija Ventura ha conseguido inspirarle, ha dado lugar a habladurías en el pueblo... ¡Oh! interrumpió el Duque sonriendo, para ocultar cierta emoción de vergüenza.

Rodeado de muchachas que me quieren como si fuese su papá. Reían los amigos del tono bondadoso con que hablaba el calavera de sus inocentes diversiones con el rebaño de vendimiadoras. Además, gustaba de quedarse en la viña por el fresco de la noche. Esto es vivir, señor Fermín decía en la explanada de Marchamalo, a la luz de las estrellas, aspirando la brisa nocturna.