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Ese es un mote, y a mi no me gustan motes dijo D.ª Gregoria, que así se llamaba la mujer del valiente expedicionario de Portugal . Cuando nos mudamos aquí, y dieron los vecinos en llamarte Gran Capitán, bien te dije que alzaras la mano y regalaras un bofetón al primero que en tus propias barbas te dijera tal insolencia; pero , con tu santa pachorra, en vez de llenarte de coraje, se te caía la baba siempre que los chicos te saludaban con el apodo, y ahora Gran Capitán eres y Gran Capitán serás por los siglos de los siglos.

La monja es la hermana Lucidia. Nada vieja; tampoco nada joven.... Sobre el lado derecho de la cara, cogiéndole desde la sien hasta la comisura de los labios, y todo a través del carrillo, tiene ya desde que nació una mancha cárdena, de perfil tentacular, como huella flamante de un bofetón; un bofetón que, antes de salir a la vida, le dió el destino.

Todo ezo es mojama, amigo. ¡Ahora que tiene uzté los dos milloncetes en el borziyo, viene uzté con remilgos! Sentí aquella frase como un bofetón en la mejilla, y le dije, frunciendo el entrecejo, en tono áspero: Ruego a usted, Suárez, que no siga en ese camino, porque vamos a reñir. No tolero bromas sobre tal asunto.

Y empezó una carrera loca en el profundo cauce, andando á tientas en la sombra, dejando perdidas las alpargatas en el légamo del lecho, con los pantalones pegados á la carne, tirantes, pesados, dificultando los movimientos, recibiendo en el rostro el bofetón de las cañas tronchadas, los arañazos de las hojas rígidas y cortantes.

Pero acaba la funcion, la inmensa multitud se dispersa, el circo queda desierto y, como por encanto, la cordialidad se restablece y los antagonismos terminan, sin que las disputas hayan tenido consecuencia alguna, sin que un bofeton ó una injuria de las que no pertenecen al vocabulario convencional del anfiteatro, haya producido realmente una sola querella. ¡Singular elasticidad de carácter que prueba todo el fondo de poética admiracion por lo fuerte, varonil y heróico, que hay en el entusiasmo de los Españoles por la tauromáquia!

Vale más con su chaquetón de monte que todos esos señoritos del Caballista. Yo estoy por lo popular: yo soy muy gitana... Y dando al joven un ligero bofetón con su manecita acariciadora, siguió la marcha, volviendo varias veces la cabeza para sonreír a Fermín, que la seguía con la vista. ¡Lástima de muchacha! se dijo.

La ventana no estaba cerrada, el pestillo estaba descompuesto; Ramona no dormía, me esperaba; en cuanto me sintió, descargó tremendo bofetón sobre mi rostro. No importaba. Volvimos a la lucha; los mismos incidentes; rodamos, nos anegamos en maíz; yo tragué muchos granos. Y tampoco vencí aquella noche. Salí de allí por un armisticio, con promesas de futura victoria.

Ella, ella misma lo había jurado; no se sabía para qué era suya, pero lo era...». El Magistral se puso en pie de repente: el tiempo volaba, lo acababa de sentir él como un bofetón; podían estar conspirando los otros con el tiempo y contra él; tal vez estaban juntos ya a aquellas horas.... «¡Infame, infame! y le había ido a enseñar la cruz de diamantes a la capilla... para que viese el traje en que le iba a deshonrar... a deshonrar... él era allí el dueño, el esposo, el esposo espiritual... don Víctor no era más que un idiota incapaz de mirar por el honor propio, ni por el ajeno... ¡aquello era la mujer!».

En esto, se llegó a él un soldado bizarro, sobrino del Alcalde, y sin más ni más alzó la mano, y le dió un bofetón, tal, que le hizo volver de su embelesamiento y le hizo acordar que no era Andrés Caballero, sino don Juan y caballero; y arremetiendo al soldado con mucha presteza y más cólera, le arrancó su misma espada de la vaina, y se la envainó en el cuerpo, dando con él muerto en tierra.

Mas apenas había sacado la cabeza fuera recibió, sin saber de dónde le viniera, el más soberano, el más concienzudo bofetón que pudo verse desde que el ser humano dejó de servirse de las uñas como los animales y supo dar bofetadas. La incógnita mano, al tropezar con el moflete de nuestro famoso guerrero, produjo un estallido pavoroso. Los mozos y mozas de la esfoyaza dieron un salto de sorpresa.