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Actualizado: 8 de mayo de 2025
-Yo me confío de vuestra merced -respondió Sancho-. Déjeme, iré a ensillar a Rocinante, y aparéjese vuestra merced a echarme su bendición, que luego pienso partirme, sin ver las sandeces que vuestra merced ha de hacer, que yo diré que le vi hacer tantas que no quiera más.
Tú las jornadas ordena; Eso no corre por mí. Bien venidos, caballeros. Pues, huésped, ¿qué hay que comer? Desde hoy á el amanecer 755 Dos mozos, seis perdigueros Vienen con un perdigón, De que estoy desesperado. Para mí basta. Ha llegado Á hurtaros la bendición 760 Una mujer que le tiene. Y cuando yo le tuviera, Por ser mujer se le diera. ¿Viene sola? Sola viene. ¡Sola! ¿De qué calidad? 765
Si su madre le faltara, yo me encargo de darle otra, y también abuela. Hijo mío, has venido al mundo con bendición, porque suceda lo que suceda, no estarás nunca solo. Déjeme usted que le vea otra vez. No me harto de mirarle. Quiero llevármele metido dentro de mis ojos. ¡Virgen del Carmen!, ¡qué lindísimo es...! Tiene a quien salir. Adiós, adiós».
Cada cual pedía al Rey su padre armas, caballos, su bendición y algún dinero, con lo cual al frente de una brillante comitiva, se ponía en camino. Era de ver cómo iban llegando a la corte de la Princesita todos estos altos señores. Eran de ver los saraos que había entonces en los palacios reales.
¿De España decís? ¡Ah! Infortunada expedición en la que tantos bravos ingleses han sacrificado las vidas que Dios les concediera. Hoy mismo he dado mi bendición á una noble dama que ha perdido cuanto amaba en esa cruel y lejana guerra. ¿Qué decís? preguntó Roger con vivo interés.
Tan poderosa combinación de medios naturales y artificiales debe dar un resultado infalible. Ya te le diré al darte parte de la boda, para que vengas a hacerla, o envíes a los novios tu bendición y un buen regalo». Así acabó D. Pedro de leer su carta, y al volver a mirar a D. Luis, vio que D. Luis había estado escuchando con los ojos llenos de lágrimas.
Le pidió la bendición al que causaba la fiesta y, sin decirles su nombre, les declaró con franqueza que el nombre de Picardía es el único que lleva. Y para contar su historia a todos pide licencia, diciéndoles que en seguida iban a saber quien era. Tomo al punto la guitarra, la gente se puso atenta, y ansí cantó Picardía en cuanto templó las cuerdas: PICARDÍA
Pidamos para el campo las mieses abundosas, El pan para los pobres, virtud á las hermosas, Y para el pueblo todo, la luz de la razon; Y ante la tumba fria do yacen nuestros padres, Que de laurel eterno cubrieron nuestras madres, Pidamos para todos de paz la bendicion!
Echó la bendición, y dijo: -Ea, demos lugar a la gentecilla que se repapile, y váyanse hasta las dos a hacer ejercicio, no les haga mal lo que han comido. Entonces yo no pude tener la risa, abriendo toda la boca. Enojóse mucho y díjome que aprendiese modestia y tres o cuatro sentencias viejas y fuese.
177 No es raro que a uno le falte lo que a algún otro le sobre si no le quedó ni un cobre sino de hijos un enjambre. Que más iba a hacer la pobre para no morirse de hambre? 178 ¡Tal vez no te vuelva a ver, prienda de mi corazón! Dios te dé su proteción ya que no me la dio a mí, y a mis hijos dende aquí les echo mi bendición.
Palabra del Dia
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