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Actualizado: 8 de junio de 2025


Pocos años después, la muerte cernía sus alas sobre el casto lecho de la noble esposa, y un austero sacerdote prodigaba a la moribunda los consuelos de la religión. Los cuatro hijos de Evangelina esperaban arrodillados la postrera bendición maternal.

Sabrán que la duquesa de Gandía ha hecho un regalo á su buena amiga doña Clara Soldevilla: sólo vosotros sabréis que ese anillo dado por mi, mi anillo nupcial, representa la bendición de vuestra madre. Ahora, hijos míos... idos... estoy muy conmovida, necesito llorar á solas... llorar de alegría. Una palabra, una sola palabra, madre mía dijo don Juan. ¿Cuál?

Por ahora ve disponiéndome el cuartito; no te metas en lavaduras de suelo, y mientras nos vemos y te doy un abrazo recibe la bendición de este pobre viejo». Cuando Angelina leyó esta carta se puso pensativa y triste. Temo separarme de , Rorró. Pero ¡qué he de hacer! No necesito que él me lo diga; comprendo muy bien que hago falta. ¿Te figuras cómo estará aquella casa?

Prometímosselo, y, abrazándonos y echándonos su bendición, el uno tomó el viaje de Salamanca, el otro de Sevilla y yo el de Alicante, adonde tuve nuevas que había una nave ginovesa que cargaba allí lana para Génova.

Véase con mi mayordomo para que le devuelva lo que haya sobrado de la barrita; pues como usted no cuidaba de su traje, sin duda porque no tenía tiempo para pensar en esa frivolidad, yo me he encargado de comprárselo con su propio dinero. Vaya con Dios y con mi bendición.

Bajar el Magdalena es una bendición en comparación a la subida; el descenso, sobre todo en el Confianza y con la cantidad de agua que tenía el río, no dura más que cuatro días, mientras yo había empleado quince o diez y seis a la venida. Esa misma rapidez de la marcha establece una corriente de aire cuya frescura suaviza los rigores de aquella temperatura de hoguera.

Con tantos oficios florecía él y medraba que era una bendición del Cielo, y aunque había empezado en su mocedad por no poseer más que el día y la noche, había acabado por ser propietario de buenas fincas. Poseía dos hazas en el ruedo, de tres fanegas la una.

No más, sino que deseo vivir para mi Salvador. Y diciendo esto, se puso de rodillas, y besó la mano á San German. El santo le dió su bendicion, y una medalla de metal, en que estaba esculpida la efigie de Cristo. Los misioneros parten, Nanterre los saluda con gritos de fervor, y la muchacha quedó allí. Es probable que allí viviera oscuramente durante algun tiempo; pero no estaba sola.

Aspiro a la mano de doña Eulalia; ella me ha dado prueba de que me quiere para esposo; y sólo nos falta el consentimiento paterno y después la bendición del reverendo Padre fray Antonio, que está presente y que espero no ha de negarse a bendecirnos.

Por tres motivos la bendigo. Pequeñas ó grandes, esas plantas tienen tres caracteres simpáticos: Primero su inocencia. Ni una sola produce la muerte. El mar no encierra ningún veneno vegetal. En las plantas marinas todo es salud y salubridad, bendición, de la vida. Esas inocentes sólo quieren alimentar la animalidad.

Palabra del Dia

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