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Actualizado: 8 de junio de 2025
Y entonces sí que cuidaré yo de usted con mimo y con orgullo. Ahora bendígame, y crea que jamás saldrá de mi corazón obra sin piedad y sin limpieza. La bendición». ¡Yo no sé que se pueda decir más y de manera más genial en tan pocas palabras!
Las frases de bendición y de respeto que escuchaba, la riqueza que le permitía hacer tanta caridad y el justo regocijo de su conciencia, sobre todo, debieran de infundirle aquella tranquilidad de espíritu en que la verdadera felicidad se funda, y sin embargo, no daba señales de ser dichosa.
No puedo escribiros más, mi buen padre. Estoy aturdida con lo que me sucede; enviad vuestra bendición, señor, á vuestra hija que os ama y queda rogando á Dios por vuestra vida. Clara.» Cerró esta carta y llamó. Que venga al momento Anselmo dijo. Presentóse poco después un escudero como de cincuenta años. Monta al momento á caballo, mi buen Anselmo dijo Clara , y ve á llevar á mi padre esta carta.
Pero desgraciadamente la Bendición de Nuestra Señora de los Siete Dolores estaba bajo el viento y el grumete no entendió ni una palabra; pero como le habían dicho que viese lo que ocurría, se acurrucó en un rincón y miró.
A estas últimas palabras del Padre Ambrosio, no replicó Fray Miguel para contradecirlas ni mucho menos para manifestar que había quedado convencido y satisfecho. Su única contestación fue un sonido inarticulado que exhaló su pecho y que brotó de sus labios, de tan indefinible condición que podía dudarse de si era suspiro o refunfuño, bendición o maldición, muestra de gratitud o de queja.
Ciérrase este prólogo diciendo que se llama este libro LA VUELTA DE MARTIN FIERRO, porque este título le dió el público, antes, mucho antes de haber yo pensado en escribirlo; y allá va á correr tierras con mi bendición paternal. JOS
Finalmente, con algunas frutas ásperas y desabridas al paladar, se recobró á sus fuerzas antiguas, echando Dios su bendición en aquel remedio, más á propósito para enfermar á los sanos que para sanar enfermos.
Hay iglesias, a las que se va a rezar públicamente, y cada cual tiene su conciencia, que es una especie de capilla privada en la que se puede adorar a Dios «en espíritu y en verdad,» como dice la Sagrada Escritura, sin poner a nadie en la confidencia. No hagas más señales exteriores de fe y conténtate con llamar en secreto la bendición de Dios sobre tus actos del día. ¿Comprendes?
26 Porque los de Macedonia y Acaya tuvieron por bien hacer una colecta para los pobres de los santos que están en Jerusalén. 28 Así que, cuando hubiere concluido esto, y les hubiere consignado este fruto, pasaré a vosotros a España. 29 Porque sé que cuando llegue a vosotros, llegaré en la plenitud de la bendición del Cristo.
Para que en todas las jerarquías hubiera algún miembro de esta omnisciente familia de bendición, también había un obispo pisciforme, y hasta doce canónigos y beneficiados que pastaban en el banco del Culto y Clero.
Palabra del Dia
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