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Pero le sucedía algo inexplicable: a veces pensaba en él con un sentimiento que parecía amor y multitud de apasionadas ideas venían a encantarla. En esos momentos, dominada por un singular arranque de ternura, le escribía cartas de enamorada sumisa. Maravillada de misma, pensaba que el amor la había iluminado de pronto.

Los cabellos de Absalón .Calderón Esta magnífica tragedia ocupa lugar preferente entre las obras de nuestro poeta: la vida poderosa, que bulle en ella; su movimiento solemne é imponente, y el gran número de sus bellezas aisladas, brillantes, ó graciosas, ó duras, ó apasionadas, juntamente con el delicado sentimiento artístico, que modela todas sus partes, pintando con la mayor naturalidad las aberraciones más vehementes de la pasión, no son parte bastante á perturbar en lo más mínimo la tranquilidad y la belleza ideal, que reunen en todo el conjunto de este cuadro sublime.

Estas agitaciones apasionadas, la hacen partidaria de la unidad, del poder y la disciplina silenciosa de una monarquía patriarcal, en la cual sueña. Damos aquí sus reflexiones sin juzgarlas. Un hijo, en religión y en política, podrá tener los sentimientos de su madre, pero no sus dogmas.

Observamos también decidida predilección por la pintura de ciertas situaciones, y la ausencia de todo fin moral directo; que lo cómico alterna con lo patético, las más veces como parodia del segundo, y revestidos ambos de las formas métricas más bellas; que la lírica se muestra de continuo fuerte y poderosa; y por último, que en sus planes, según se deduce de la afición que muestra Torres Naharro, se vislumbran ya los rasgos capitales de aquellos argumentos, que se repiten luego con tanta frecuencia en la escena española; á saber, las aventuras amorosas de sus fogosos galanes, las heroinas apasionadas y astutas, y sus padres y hermanos llenos de orgullo, siempre dispuestos á sacar su puñal para lavar en sangre su deshonra, y fáciles sin embargo de aplacar .

¡Buen tabaco! exclamó el amo de la casa dándole vueltas entre los dedos. ¡Qué latigazos se pega usted, amigo! Regulares, regulares respondió el clérigo con sonrisa de satisfacción, dirigiendo al mismo tiempo una mirada expresiva a su antigua ama, que le pagó con otra brillante y cariñosa. ¿Dónde los compra usted? No los compro: me los regalan. Otro cambio de miraditas risueñas y apasionadas. ¡Ah!

Corretear como dos bohemios por los innumerables pueblecillos blancos de la ribera del golfo; besarse en pleno mar entre las barcas pescadoras, de las que salen romanzas apasionadas; pasar la noche al aire libre, abrazados sobre la arena, oyendo a lo lejos la risa de perlas de las mandolinas como aquella noche escuchaban al ruiseñor... ¡Dios mío! ¡qué hermoso!

Á la pobre Laura se le encendió el rostro. Quedó confusa y temblorosa, y no supo más que decir mientras trataba de sustraer su mano á las apasionadas caricias del mayordomo: ¡No, eso no... eso no! Lo que cuesta un perro de caza.

Así es que evito con mucho cuidado, desde hace dos meses, lo que la querida niña llama: «nuestras deliciosas horas de intimidadAunque su mirada es glacial y su nariz ostenta proporciones borbónicas, me conozco: si por desgracia me hablase de su ternura y de su admiración por mi hermosa inteligencia, en una noche como ésta, sería capaz de contestarle: «¡Como no!...» o «¡PerfectamenteEn fin, cualquiera de esas palabras apasionadas, irreparables, que lo hunden a uno en un abismo, para toda la vida.

En las escenas más apasionadas, cuando se espera oir el lenguaje sencillo del sentimiento, nos choca con frecuencia lo rebuscado de su expresión. Es muy singular que Calderón, cuyo celo por el catolicismo lo ciega casi siempre contra todos sus adversarios, atribuya aquí á los moriscos todo linaje de virtudes nobles y heróicas, haciendo más interesantes á los vencidos que á los vencedores.

La existencia de don Juan es continuo pensamiento en la mujer: si duerme, sueña con ella; si vela, medita enseñorearse de alguna; si come, es para adquirir vigor; si bebe, para que la imaginación se le avive y abrillante, inspirándole frases apasionadas; si gasta, es por ganar voluntades; si descansa, es para aumentar el reposo de que nace la fuerza.