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Actualizado: 11 de junio de 2025
Tales reflexiones bastaron para echar agua sobre mi fervoroso entusiasmo y me acosté en la cama medianamente inquieto. Al día siguiente recibí una invitación del presidente del Casino Español, que ya me habían anunciado, para que leyese algunas de mis poesías en aquel centro recreativo. Esta fiesta o velada ya se venía tratando hacía tiempo entre mis conocidos.
Diversos periódicos de la ciudad y campaña, como EL Heraldo, del Azul, La Patria, de Dolores, El Oeste, de Mercedes, y otros, han adquirido tambien justos titulos á nuestra gratitud, que conservamos como una deuda sagrada. Terminamos esta breve reseña con La Capital, del Rosario, que ha anunciado LA VUELTA DE MARTIN FIERRO, haciendo concebir esperanzas que Dios sabe si van á ser satisfechas.
Los diarios habían anunciado su visita á la ciudad; nadie la ignoraba, pero la fuerza de la costumbre hacía que machos olvidasen toda precaución y siguieran viviendo en las habitaciones altas sin miedo á los curiosos. Edwin vió que se cerraban algunas ventanas con estruendo de cólera. Muchos puños crispados le amenazaron cuando ya había pasado.
La duquesa le había anunciado que su majestad la reina se dignaba recibirla, y a renglón seguido, como quien no quiere la cosa, habíale pedido prórroga para el pago de aquellos piquillos que hacía varios años le adeudaba. ¡Pues no faltaba más!... ¡Lo que usted quiera! había contestado la generosa acreedora.
Anunciado por un suspiro, reapareció en la persona de D. José el conocimiento de sí mismo. Abrió el viejo los ojos, suspiró más, y al ver a Isidora y hacerse cargo de su situación, se avergonzó un poco. «Ya me ha pasado dijo frotándose la frente con la palma de la mano . ¿Ha sido breve?... ¿He dicho muchos disparates?... No me riñas, no me riñas. ¿Pero qué es eso? Nada, nada.
Pues volviendo a mis asuntos, digo que comenzó a germinar en mi mente una idea, y fue la de acometer de nuevo la vía del capellán del colegio para llegar hasta mi adorada Gloria. El genio astuto de la raza galaica, que late en el fondo de mi ser lírico, me suministró una traza apropiada al caso. Yo tengo en Madrid un tío carnal, hermano de mi madre, que es alto empleado en el Ministerio de Gracia y Justicia desde hace años. Goza allí de gran consideración, y ha repartido en su vida no pocas canonjías y hasta ha influido poderosamente en la elección de algún obispo. A este le escribí rogándole me enviase una tarjeta de recomendación para algún dignatario de la catedral. Mientras llegaba la respuesta, seguí asistiendo a la tertulia de las de Anguita. Y, cierto, no lo pasaba mal. A los tres o cuatro días, según me había anunciado Villa, era íntimo de la casa. Pepita me llamaba chinchoso y mal gallego a cada instante; Ramoncita me trataba con la misma gravedad campechana que a los amigos antiguos, y Joaquinita celebraba conmigo numerosas conferencias de quince minutos cada una.
Usted irá hoy conmigo y será recibido como si le hubiesen anunciado desde el día de su nacimiento. Mañana, a la hora de tomar el chocolate, puede usted hacerles una visita, que de seguro no se sorprenderán. ¡Buenas son ellas para asustarse! Después de comer volvimos a tomar café a la Británica. Desde allí, a las nueve poco más o menos, nos trasladamos a casa de las de Anguita.
El bañista que nos lo había anunciado metía el rostro por el follaje para que no se oyesen las carcajadas que no era poderoso a reprimir. Mi patrón, avergonzado, y otra vez con aquella expresión humilde e inocente en los ojos de perro de Terranova, me dijo tirándome de la ropa: D. Ceferino, ya es la hora de almorzar; ¿nos vamos?
Le había anunciado que Margaret sólo estaba enferma, para horas después enviarle un segundo telegrama con la terrible noticia de su muerte.... Y el telegrama estaba allí al alcance de su mano. Pero el telegrafista, un jovenzuelo de ojos maliciosos, le miraba sonriente, y se adivinaba en su sonrisa algo que tal vez tenía relación con el despacho.
Y ahora que hablamos de semejantes ciudades, bueno será que, para concluir, busquemos en su seno cierto interesantísimo tipo que desde el exordio os tengo anunciado. Aludo á la emparedada, último ejemplar de esta galería. Todos ellos representan por igual la aristocracia del vecindario.
Palabra del Dia
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