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Hubo sobre el asunto una seria división entre los vecinos; muchos amenazaron con retirar a sus hijos de una compañía tan mala, y otros, con el mismo calor, defendieron la conducta del maestro en su obra educativa.

¿Quién dudará que existieron en oriente grandes imperios, que los griegos fueron pueblos muy adelantados en civilizacion y cultura, que Alejandro hizo grandes conquistas en el Asia, que los romanos llegaron á ser dueños de una gran parte del mundo conocido, que tuvieron por rival á la república de Cartago, que el imperio de los señores del mundo fué derribado por una irrupcion de bárbaros venidos del norte, que los musulmanes se apoderaron del Africa septentrional, destruyeron en España el reino de los godos y amenazaron otras regiones de Europa, que en los siglos medios existió el sistema del feudalismo, y mil y mil otros acontecimientos ya antiguos ya modernos, de los cuales estamos tan seguros como de que existen Lóndres y Paris?

Los diarios habían anunciado su visita á la ciudad; nadie la ignoraba, pero la fuerza de la costumbre hacía que machos olvidasen toda precaución y siguieran viviendo en las habitaciones altas sin miedo á los curiosos. Edwin vió que se cerraban algunas ventanas con estruendo de cólera. Muchos puños crispados le amenazaron cuando ya había pasado.

"El celo de la honra de Dios, y el culto de la sagrada religion que profesamos, es uno de los puntos que V.S. debe fijar la atencion, pues es notorio que los indios rebeldes, sin reparo á lo sagrado de los templos y ministros de Jesu-Cristo, se arrojen intrépidos á la profanacion de ellos, como lo han egecutado en dicho pueblo de Chocalla, degollando dentro de la misma iglesia á D. Francisco Javier Carbonel, y en esta de Tupiza, sacando del sepulcro el cadaver del corregidor, y cortándole la cabeza; y en el de Tatasi prendieron al cura de aquella doctrina, y teniéndolo de rodillas, amenazaron con el cuchillo su garganta, hasta que á fuerza de ruegos y clamores consiguió lo dejasen con vida, habiéndole intimado salga de aquella doctrina á destierro formal, y no administrase el pasto espiritual á sus feligreses.

Les dieron de golpes al arrebatarles aquellas mochilas que representaban la vida para sus hijos; y hasta les amenazaron con un tiro en vista de su reincidencia. Más que las amenazas les intimidó la pérdida de sus cargas. ¡Adiós los ahorros! Los tres fracasos les dejaban más pobres que antes de comenzar el contrabando, con deudas que les parecían enormes.

Un individuo de las tribunas gritó: ¡Afuera el apaga-candelas! Y el barullo y vocerío tomaron proporciones tales que los porteros nos amenazaron con echarnos a todos a la calle. Sr. de Araceli me dijo Presentación, encendida y agitada por el entusiasmo tendría un grandísimo placer... ¿en qué creerá usted? Me regocijaría muchísimo... ¿de qué pensará usted?

Y el mágico lanzó lentamente un grito, primero plañidero, luego enérgico, mezcla de sonidos agudos como imprecaciones, y de notas roncas como amenazas que pusieron de punta los cabellos de Ben Zayb. ¡Deremof! dijo el americano. Las cortinas en torno del salon se agitaron, las lámparas amenazaron apagarse, la mesa crugió. Un gemido debil contestó desde el interior de la caja.

Esa vez me defendí como estaba en mi derecho, porque fueron a prenderme de noche y en campo abierto: se me acercaron con armas, y, sin darme voz de preso, me amenazaron a gritos de un modo que daba miedo, que iban a arreglar mis cuentas, tratándome de matrero: y no era el jefe el que hablaba sino un cualquiera de entre ellos, y ése, me parece a no es modo de hacer arreglos, ni con el que es inocente, ni con el culpable menos. -Con semejantes noticias yo me puse muy contento y me presenté ande quiera como otros pueden hacerlo.