Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 11 de junio de 2025
Con faltarle su mujer, faltole al señor Joaquín la diestra mano, y fue decayendo en él aquella ufanía con que dominaba el mostrador, luciendo su estatura gigantesca, y alcanzando del más encumbrado estante los cajones de pasas, con sólo estirar su poderoso brazo y empinarse un poco sobre los anchos pies.
¿Qué hay, qué hay? preguntó, echándose al suelo. Nada... cuidado con los pies; la corrección. Benincasa había sido ya enterado de las curiosas hormigas a que llamamos corrección. Son pequeñas, negras, brillantes, y marchan velozmente en ríos más o menos anchos. Son esencialmente carnívoras.
Antes de entrar en ella, sacó á bulto de uno de los anchos bolsillos de sus gregüescos uno de los estuches más pequeños, y le abrió. Contenía una gruesa sortija de oro con un grueso diamante. Puede que valga esta joya... pediré mil doblones, y ya veremos.
Los españoles, por ejemplo, ¿qué duda cabe de que no han disminuido de estatura? Sin embargo, ahora nos parecen pequeñísimos. Hombres muy pequeños, bigotes muy anchos, voces muy roncas... ¿Por qué están tan enfadados estos hombres tan pequeños? me pregunta un extranjero que ha sido compañero mío de viaje.
El tiempo ha ido echando abajo las losetas, y entre anchos claros aparecen el remate de una cruz, una alada cabeza de ángel, el busto del Padre con su barba blanca y el brazo extendido. El tercer cuerpo tiene una diminuta ventana y un balconcillo rebozado con el follaje de una parra que deja caer su alegría verde sobre la puerta de la casa. Esta casa la habitan los labriegos.
La habitación era sencilla: dos grandes balcones sobre la Sendeja, con obscuros cortinajes; las paredes cubiertas de un papel imitación de madera; una mullida alfombra y la gran mesa de escritorio con una docena de sillones de cuero, anchos y profundos como si en ellos se hubiera de dormir.
Las polainas eran de color de ámbar, con franjas de cuero a lo largo de las aberturas, y los borceguíes de idéntico color, medio ocultos en los anchos estribos árabes, dejaban al descubierto grandes espuelas de plata. En el arzón de la silla, sobre la vistosa manta jerezana, cuyo borlaje pendía a ambos lados del caballo, descansaba un chaquetón gris con remiendos negros y forro rojo.
Hombres y peces carnívoros caían sobre ellos abriendo anchos surcos de destrucción. Pero las brechas se cerraban instantáneamente, y el banco viviente seguía su camino cada vez más denso, como si desafiase á la muerte. Cuantos más destruían los enemigos, más numerosos eran. Las columnas en marcha, espesas y profundas, copulaban y se reproducían sin detenerse.
Al llegar á este punto tuvimos que dejar la diligencia, porque la nieve, no limitándose como ántes á cubrir los costados, llenaba la carretera. Seis pequeños cajones de madera, llamados trineos, sin ruedas, sin cubierta, de media vara de altos, y lo mismo de anchos, fueron los encargados de recibir á todos los que veníamos en la diligencia.
Pero, a pesar de esto, cuando solo, con su libro de horas bajo el brazo, se le veía cruzar los anchos corredores o sentarse bajo las umbrías del huerto, parecía que dentro de su alma bullían y a sus miradas se asomaban vagos temores por su vida futura y dudas sobre la suerte que le estaba reservada.
Palabra del Dia
Otros Mirando