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Actualizado: 16 de octubre de 2025


De tener mas paciencia me habíais dado palabra, interrumpió el ermitaño: sabed que debaxo de los escombros de aquella casa á que ha pegado fuego la Providencía, ha encontrado su dueño un inmenso tesoro; sabed que este mancebo ahogado por la Providencia habia de asesinar á su tia de aquí á un año, y de aquí á dos á vos mismo. ¿Quién te lo ha dicho, inhumano? clamó Zadig; ¿y aun quando hubieses leido ese suceso en libro de los destinos, qué derecho tienes para ahogar á un muchacho que no te ha hecho mal ninguno?

Y Hans Keller, para ahogar su emoción, se sentaba al piano mientras Leonora, sugestionada, se aproximaba a él, rígida como una estatua, y con las manos perdidas en la áspera cabellera del músico, cantaba un fragmento de la inmortal Tetralogía. La adoración al gran muerto la convertía en una mujer nueva.

Ahora, se desnudaba; después se tendía en el jergón. La traviesa Feli tuvo un pensamiento que la hizo retorcerse con grandes contorsiones para ahogar su risa. Isidro le preguntó al oído, riendo igualmente, sin saber por qué. ¿En qué pensaba? Pienso... murmuró la muchacha pienso en la figura que hará el santo en camisa.

Se confiaron su situación respectiva, se compadecieron y se amaron: aquella misma noche durmió Isidora en el estudio. El desgraciado artista y la mujer perdida hicieron el pacto de fundir sus miserias en una sola, y de ahogar sus penas en el dulce licor de una confianza enteramente conyugal. El amor les hizo llevadera la desgracia.

Si embargo, como la madre repetía sus inyecciones con una frecuencia terrible para ahogar los dolores de su riñón que la morfina concluía de matar, Nébel se decidió a intentar la salvación de aquella desgraciada, sustrayéndole la droga. ¡Octavio! ¡me va a matar! clamó ella con ronca súplica. ¡Mi hijo Octavio! ¡no podría vivir un día! ¡Es que no vivirá dos horas si le dejo eso! cortó Nébel.

Mientras tanto castigó duramente á los fugitivos el alcaide Hassén, comenzando por ahogar con sus propias manos al jardinero. Igual suerte hubiera cabido á Cervantes y á sus amigos, si la codicia del Rey no superase á su crueldad. La esperanza de cobrar su rescate salvó la vida á los cautivos, pero los encerraron en una horrible cárcel y los atormentaron sin piedad ni mesura.

Trataba de ahogar los sollozos y no podía; don Pablo Aquiles la sorprendió así, y, aunque afligido, hizo la comedia de que se enfadaba, por lo flojas que son estas mujeres, que todo lo abultan y ennegrecen. Vaya, mujer, no te pongas así; con lloriqueos no vas a remediar lo que está hecho.

Cuando la criatura despertaba de su sopor, levantando trabajosamente la cabeza sobre el cuello delgado como un hilo, la madre, para ahogar sus gemidos débiles, lo aproximaba al pecho; pero el pequeño retiraba la boca adivinando la inutilidad de sus esfuerzos en aquel colgajo de carne del que sólo lograba extraer una triste gota.

Acaso, al ahogar la declaración que asomaba a sus labios, había sacrificado a un exceso de orgullo la dicha de Eva como su propia dicha... Y las hojas caídas no reverdecen más...

Pero no se me ocultó que aquella alegría que embargaba mi ánimo al ver a Gabriela, al estar a su lado, al conversar con ella, en la mesa o en la sala, y la tristeza que se apoderaba de mi espíritu cuando me veía lejos de la encantadora señorita eran indicios de que en mi pecho se encendía irresistible amor. «No, me dije no, es preciso ahogar esta pasión que apenas nace y ya me quema.

Palabra del Dia

neguéis

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