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Marcilla, aunque consternado con la infausta noticia del casamiento de Isabel, procuró empero cuanto pudo recatar su profunda pesadumbre, para no ahogar la alegría de sus regocijados padres, y se apercibió cauteloso para tener con ella una entrevista.

Entonces, los gritos de los españoles agarrotados en medio de aquel horno, fueron tan atroces que los piratas, como a pesar suyo, lanzaron aullidos salvajes para ahogar la voz desgarradora de aquellos infortunados. El incendio estaba entonces en toda su fuerza.

Esta aserción le pareció tan extraordinaria, que permaneció algunos instante como petrificado. ¡Eso no es posible! exclamó y con tal convicción que no pude ahogar la risa. No sólo no me ama, sino que ama a otra; está enamorado de Blanca y ha pedido su mano. Le conté lo que había pasado en el Pavol pocos días antes; mis descubrimientos, mi ceguedad y las vacilaciones de Juno.

Temía que de pronto un ronquido grosero cortase esta música incomprensible para él, y que, por lo mismo, debía ser magnífica. Se pellizcaba las piernas para espabilarse; extendía los brazos; cubríase la boca con una mano para ahogar sus bostezos. Pasó mucho tiempo. Gallardo no estaba seguro de si había llegado a dormir. De pronto sonó la voz de doña Sol, sacándole de su penosa somnolencia.

Dicen que lo ha dicho él mismo. , señor, fueron sus últimas palabras sensatas, advirtió Foja contradiciéndose. Dicen que dijo: « ¡El pan del cuerpo es el que yo necesito, que así me salve Dios muero de hambre!». A Orgaz hijo se le escapó la risa, que procuró ahogar con el embozo de la capa. , ríase usted, joven, que el caso es para bromas.

A pesar de su alta razón, no podía menos de sentir un poco de esa curiosidad sembrada por la serpiente en el alma de Eva y que la más perfecta de sus nietas no consigue ahogar completamente. En esta disposición de ánimo completamente favorable colocó su manita enguantada en el brazo del joven agregado, mientras Neris ofrecía el suyo a la señora de Raynal.

Desde ellas el coloso de este siglo La libertad del hombre quiso ahogar, Pero tendiendo su ala abrasadora De su labio brotó la tempestad, Y lo estrelló en la roca solitaria Que es á la vez su túmulo y altar.

Como si de un lago tranquilo surgiese de repente un monstruo, como si en una pradera cubierta de olorosas hierbas y flores viese yo bullir, por bajo de ellas, multitud de escorpiones y de víboras, así, en medio de mis alegrías y placeres, surge a menudo, desde hace tiempo y desde lo más intrínseco de mi ser, un desconsuelo, una melancolía, una amargura que me esfuerzo por ahogar o remediar y no lo consigo.

Admiraba Roger el marcial talante de la tropa, cuando le sorprendió un sollozo que oyó á su espalda. Volvióse vivamente y vió con asombro á Doña Constanza, que pálida y desfallecida se apoyaba en el muro de la habitación y procuraba ahogar con un pañuelo posado sobre los labios los sollozos que agitaban su pecho. Los hermosos ojos fijos en el suelo, estaban llenos de lágrimas.

Mi gratitud es inmensa. Antes de la gratitud, antes de que hubiese motivo para tenerla, ¿por qué ocultártelo? la elegancia de don Jaime, su discreción, su fama de valeroso soldado, la noble gallardía de su persona, todo me inclinaba a quererle bien y mucho; pero el recelo de no ser amada sublevaba mi orgullo, y mi orgullo ha hecho cuanto es posible para ahogar esta inclinación naciente.