Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 22 de mayo de 2025
Misia Casilda le soltó, y sentándose en el sillón, porque sus piernas, flojas, no podían sostenerla, repetía, llorando: Sí, alguien te ha aconsejado, porque tú no eres malo, no eres capaz...
Esteven hablaba entonces de planes financieros, más o menos complicados, de economías, de reformas, que habían de volver todo a su quicio, ajustando las clavijas que el favoritismo dejara demasiado flojas, y se mostraba partidario de concluir con el despilfarro, con el agio y demás plagas de la época, más temibles aún que las egipcias: su lenguaje era el de un puritano a machamartillo, ardoroso, intransigente.
Las trompetas y tambores que imitaban las cuerdas, ya tirantes, ya flojas, le hicieron a Reyes ponerse en el caso del rey mártir; y se acordó de la frase del confesor: «Nieto de San Luis, sube al cielo». Lo había leído en Thiers en la traducción de Miñano. Muy a su placer se sintió enternecido.
El saludable efecto de sus palabras se desvaneció rápidamente, y recaí en mis negros pensamientos: mi tío, protestando siempre contra las mujeres, las sobrinas, sus cabecitas flojas y sus caprichos, hablaba de conducirnos a París para distraerme, cuando felizmente se precipitaron los acontecimientos.
Si les hubiesen contado algo semejante de sus amigas, no hubieran sido flojas las burlas; pero así y todo, había que reconocer lo que aquel pobre animal representaba para la familia, las ilusiones que se llevaba con su muerte. ¡Adiós, compañero de grandeza! La familia sólo tendría para ti grato recuerdo.
De todo había en su nueva esfera de acción, especialmente de zozobras é inquietudes, dándoselas, y no flojas, la mala traducción que sus obras hallaban en el almacén de marras, único punto adonde él se atrevía á llevarlas, porque en la población del centro seguro estaba él de que no pasaban.
Tengo deseos de correr a cuatro patas. Quisiera ser toro y que tú te pusieras delante de mí, estoque en mano. ¡Flojas cornadas ibas a llevarte! ¡Aquí... aquí! Y con los puños cerrados, a los que comunicaba su nerviosidad una nueva fuerza, marcaba terribles golpes en el busto del torero, cubierto sólo con una elástica de seda.
Las señoras manifestaban, bajando la vista, que en todos los estados se podía muy bien servir a Dios y que no eran las más flojas penitencias las que imponían el cuidado de los hijos, su educación y el gobierno de la casa.
Quedó el toro con sólo cuatro banderillas de las seis, y éstas tan flojas, que la bestia parecía no sentir el castigo. Está muy entero gritaban los aficionados en los tendidos aludiendo al toro, mientras Gallardo, empuñando estoque y muleta, con la montera puesta, marchaba hacia él, arrogante y tranquilo, confiando en su buena estrella. ¡Fuera toos! gritó otra vez.
Con un brazo quiere incorporar a la muerta, y aquellas manos frías, cruzadas sobre el pecho, se desenredan torpes y caen flojas a lo largo del cuerpo, en tanto que la cabeza ya rueda sobre los hombros, ya se hunde en el pecho. Yo le ayudaré, Doña Monchiña. Apártese. DO
Palabra del Dia
Otros Mirando