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Actualizado: 27 de septiembre de 2025
No dejó de alarmarse el conde al relacionar lo que acababa de oír con algo que había oído de boca de Amaury aquella misma mañana; pero prudentemente ocultó su zozobra para no aumentar los temores de Antoñita, y afectando una tranquilidad que estaba muy lejos de sentir, prometió que al día siguiente se ocuparía de tan importante asunto, avistándose con aquel par de insensatos.
Al cabo dijo, entablando nuevamente conversación: Ya te había visto antes de venir aquí. ¿Dónde? preguntó ella afectando sorpresa. En la carretera. Salí esta tarde a dar un paseo a caballo y me crucé con la silla de posta. Te conocí perfectamente. Pues yo no te he visto... Recuerdo que encontramos dos o tres jinetes antes de llegar a Lancia, pero no he conocido a ninguno.
Por su mente pasaba el terrible lance de la noche próxima, los convidados que llegaban, los salones llenándose, ella vestida con su gran falda de raso rosa, de enorme pouff y larguísima cola, afectando alegría, y el problema de la cena sin resolver aún.
Estos protestaron afectando gran formalidad, pero la primera dijo al oído del segundo: Si será pánfila esta Mariana, que hace ya tres meses que el general Cruzalcobas le está haciendo el amor y aún no se ha enterado. Así llamaba Pepa al general Patiño, y no sin fundamento. A pesar de su apuesta figura un tanto averiada, y de su continente marcial, Patiño era un veterano falsificado.
Luego, gravemente y afectando indiferencia, respondió: Antoñico tiene buena sombra y me hace reir... Y ¿qué hay con eso?... Los demás también se ríen... Si tú no lo haces ahora es porque le has tomado tema. ¿Quieres que habiendo jarana ponga la cara larga como si fuese á hacer testamento!... Hijo, eso no puede ser... Cada cual es cada cual, y porque tú no críes bilis no me voy á morir de empacho de risa.
Cuando joven había mostrado una naturaleza tan púdica que rayaba por su exageración en lo ridículo. Sus amigas la embromaban no pocas veces afectando cierta libertad en el hablar. Tan castísimos eran los oídos de la doncella de los Oscos, que los de una miss inglesa parecerían los de un sargento a su lado.
La conversación quedó limitada al duque y Félix Aldea: el primero, apurando cuantos lugares comunes y frases hechas acoge la intransigencia disfrazada de moralidad, repetía los argumentos ideados por todos los que, afectando desconocer el origen de muchas faltas, son exigentes para que se les tenga por justos.
Trataba á los hombres con la mas noble altivez, alzando el pescuezo, hablando en tan descompasadas y recias voces, y en tono tan altivo, y afectando ademanes tan arrogantes, que á quantos le saludaban les venían tentaciones de hartarle de bofetadas. Era con esto enamorado hasta no mas, y Cunegunda le pareció la mas hermosa criatura de quantas habia visto.
No quise llamar a Matilde; pero espié sus pasos, y, cuando la vi en el patio, salí de mi cuarto metiéndome los guantes y me hice el encontradizo. ¿Va usted a dar un paseíto? me preguntó como si nos tratásemos hacía años. Voy a ver un poco las calles hasta la hora de comer... ¿Usted sabe dónde está un convento que se llama, según creo, del Corazón de María? le pregunté afectando gran indiferencia.
Preveía que el viaje iba a ser largo, aunque se guardaba de manifestar esta opinión. Al fin quedó arreglado el equipaje. Entonces permanecieron turbados uno frente a otro sin saber qué decirse, afectando serenidad, insistiendo una y otra vez en tono indiferente sobre pormenores ya resueltos. La emoción que les embargaba advertíase en el timbre velado de la voz, en el leve temblor de las manos.
Palabra del Dia
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