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Actualizado: 29 de noviembre de 2025


Da gusto vivir pensó al abandonar su hotel después de haber almorzado rápidamente en un comedor donde sólo quedaban los criados. Paseó toda la tarde por el Bosque de Bolonia, y poco antes del ocaso volvió á los bulevares. Se proponía comer en un restorán, buscando luego á los Torrebianca para pasar juntos una parte de la noche en cualquier lugar de diversión.

Contra estos aventureros y aun contra todo el poder de los yankees que los protegen debemos luchar, ya que es inevitable la lucha. Confieso dijo entonces D. Prudencio que me hace bastante fuerza eso de que no debemos abandonar á los cubanos fieles y pacíficos. Por eso vacilo yo.

No obstante, he cedido al prestigio de mis recuerdos con tanta confianza y abandono, que antes de abandonar la explanada me he vuelto maquinalmente para saber si Eulalia no seguía mis pasos.

El señor Ángel se puso pálido y reclinó la frente sobre su mano, mirando fijamente al mármol de la mesa. ¡Lo ve usted!... ¡Ya se está usted figurando una porción de atrocidades! No me figuro más que la verdad, don Laureano profirió con voz alterada el pobre hombre sin abandonar su postura.

El miedo al Mosco le hizo ser atrevido y arrostrar el peligro de una vez... ¿Era de veras que Feli le quería? Pues a seguirle, a vivir juntos, olvidados de todo lo que no fuese su amor. Los dos hablaron sin emoción alguna, con el egoísmo de la pasión, de abandonar al padre, de engañar al amigo. Maltrana tenía dos mil reales, un capital, pues jamás había visto tanto dinero.

Si puedo servir en otra cosa á la señora, mándeme... Se retiró al fin, luego de insistir en sus deseos de ser útil á Elena y en la tristeza que le causaba abandonar su servicio. Cerca de la puerta se detuvo para contestar á la marquesa, que le preguntó por su marido. No . Salió esta mañana y aún no ha vuelto.

Ausente , y presentes todos esos bienes, aparentes o reales, que ha de abandonar por ti, la partida no es igual. No eres quien lucha, sino tu recuerdo, el cual, si por un lado vale menos que la persona misma, por otro lado puede valer mucho más si la poesía le hermosea.

Sólo vive cuando puede hablar de «su finado». Y si la conversación cambia de tema, pierde todo interés para ella y parece dormirse con los ojos abiertos. Una idea repentina hizo abandonar a Maltrana su tono ligero. Pero ¿se ha fijado usted, Ojeda, en el modo de ser de estos hermanos nuestros?

El piloto Lorenzo Fréitas y muchos de la tripulación, decidieron no abandonar a Morsamor e ir con él donde quisiera llevarlos. Bajo la inteligente dirección de dicho piloto, hábiles calafates del país, limpiaron los fondos de la nave, que estaban harto sucios, la carenaron bien y la pusieron como nueva.

Porque sólo habiendo seducido muchas costureras en vidas anteriores, pudo nuestro mancebo poseer una noción tan exacta del procedimiento adecuado a este fin. Al fin se había rendido. Principió por abandonar a su novio. Concluyó por dar citas de noche como la presente al gallardo Pablito. ¿Duerme tu padre? fué la primer pregunta que éste hizo en cuanto se vió en el corredor.

Palabra del Dia

ínfimas

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