Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 11 de junio de 2025


Achacaba el mayor de los Rubín su desgracia a la disparidad entre sus aptitudes innatas y los medios de exteriorizarse. «¡Oh, si mi padre me hubiera dado una carrera! -pensaba , yo sería hoy algo en el mundo...». No tardó en recibir un nuevo golpe, pues cuando soñaba con un ascenso le limpiaron otra vez el comedero.

Aquí, aquí, solamente aquí, en este augusto templo que hemos erigido los varones de la sangre azul para dar culto a ciertas nobles necesidades de nuestras refinadas costumbres, le limpiaron un caudal. Según eso, ¿continúa en la casa la afición? Y para continuar. Aquí no se hace otra cosa, y se despluma en un credo al lucero del alba.

No señor, me parece que no.... Espere usted, señor cura, a ver si esos... ¡A la oreja madre! ¡a la oreja madre! gritó, y la bandada de mochuelos acudió al farol delante del Ratón. Al ver al Provisor, todos, menos el Rojo, le rodearon, descubriendo la cabeza, los que tenían gorra, y le besaron la mano por turno nada pacífico. Unos se limpiaron primeramente las narices y la boca; otros no.

¡Basta, basta ya! exclamó éste. Ahora vamos á comer. Se limpiaron de nuevo los ojos y salieron del gabinete. Justamente en aquel momento llegaba D.ª Robustinana diciendo en alta voz: Señor, señor, que la sopa ya está fría. Al verlos cogidos de la mano y con los ojos enrojecidos quedó sorprendida. Robustiana, aquí tienes á mi hija manifestó el capitán presentándola.

Talaron pues y limpiaron unos espesos bosques que se encontraban en los confines del pueblo y que creían no pertenecían á nadie. Durante los trabajos de roturacion y saneamiento, toda la familia, uno tras otro, enfermó de calenturas, sucumbiendo de marasmo la madre y la hija mayor, la Lucía, en la flor de la edad.

La sotana del clérigo, las enaguas de la joven tremolaron: les costaba trabajo avanzar. Por fin alcanzaron el gran portal de Montesinos. Se limpiaron el rostro con el pañuelo y repusieron el desorden de sus vestidos. El P. Gil volvió a dirigir una mirada curiosa y escrutadora a la oscura puerta en cuya cima ardía siempre la lamparita de aceite.

El piloto Lorenzo Fréitas y muchos de la tripulación, decidieron no abandonar a Morsamor e ir con él donde quisiera llevarlos. Bajo la inteligente dirección de dicho piloto, hábiles calafates del país, limpiaron los fondos de la nave, que estaban harto sucios, la carenaron bien y la pusieron como nueva.

Cuando hubieron sosegado un poco y se limpiaron las lágrimas y se sonaron estrepitosamente con un pañuelo de hierbas, Paco, que gozaba viéndolas tan alegres, les preguntó: Pero vamos, ¿cuándo lo habéis comprado, el Salvador, que yo no lo he visto hasta ahora? Estaba en el cuarto de Nuncia, mi alma; pero allí no estaba bien, porque tropezaba la cama en él, y lo hemos traído.

Vinieron gentes nuevas, y como que el monte es corto y de forma bella, y desde él se ve a la ciudad, con sus casas bajas, de patios de arbolado, como una gran cesta de esmeraldas y ópalos, limpiaron de piedras y yerbajos la tierra que, bien abonada, no resultó ingrata; y de la mejor parte del monte hicieron un jardín que entre los pueblos de América no tiene rival, puesto que no es uno de esos jardinuelos de flores enclenques, y arbustos podados, con trocitos de césped entre enverjados de alambre, que más que cosa alguna dan idea de esclavitud y artificio, y de los que con desagrado se aparta la gente buena y discreta; sino uno como bosque de nuestras tierras, con nuestras propias y grandes flores y nuestros árboles frutales, dispuestos con tal arte que están allí con gracia y abandono, y en grupos irregulares y como poco cuidados, de tal manera que no parece que aquellos bambúes, plátanos y naranjos han sido llevados allí por las manos de jardinero, ni aquellos lirios de agua, puestos como en montón que bordan el estrecho arroyo cargado de aguas secas, fueron allí trasplantados como en realidad fueron: antes bien, parece que todo aquello floreció allí de suyo y con libre albedrío, de modo que allí el alma se goza y comunica sin temor, y no bien hay en la ciudad una persona feliz, ya necesita ir a decírselo al montecito que nunca se ve solo, ni de día ni de noche.

Palabra del Dia

irrascible

Otros Mirando