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Luego, después que la innovación se ha admitido, se encuentra que parece lo más natural y lógico porque las cosas siguen su curso normal, las estrellas ruedan y brillan lo mismo que antes en el azul y las montañas altas no se vienen abajo.

Cambiaron los tiempos; pero, puestas ya en relieve las altas dotes de nuestro D. Manuel Eduardo, siguió desempeñando a intervalos papel notable en la administración pública, ya como consejero, ya como ministro de Relaciones o de Hacienda, cuyas secretarías tuvo diversas veces a su cargo; ya, en fin, como plenipotenciario en el arreglo de las cuestiones que en 1838 provocaron la guerra con Francia . Infatigable en su actividad, la consagraba ora a la instrucción general y a la de los niños de la Casa de Corrección, cuyo establecimiento fué objeto particular de sus desvelos; ora al teatro, cuya afición jamás le faltó , y a que dió impulso por todos los medios posibles, haciendo venir, en mucha parte a su costa, la primera compañía de ópera, y constituyéndose empresario del Principal, para cuyo fomento refundió y tradujo multitud de piezas extranjeras, entre ellas la Emilia Galotti, obra de bastante mérito, del dramaturgo alemán Léssing.

Desde los más cultos centros de población hasta las aldeas más desconocidas se arrastra silenciosa y majestuosa una ola de opinión popular que aprueba y aplaude la educación femenina, al punto de que los más rudos sementereros envían a sus hijas a las ciudades a costa de los más imaginables sacrificios para que puedan escalar las cumbres más altas del saber, si a eso pudieran.

Three destructive fires had ravaged through the cloth and paper districts, and on their ashes more substantial structures stood. There was neither law nor order worthy of the name. Only feverish activity. A newsboy who peddled Altas on the streets made $40,000 from his operations; another vendor of the Sacramento Union, boasted $30,000 for his pains.

Nam, qualis aut Molossus, aut fulvus Lacon, Amica vis pastoribus, Agam per altas aure sublata nives, Quaecunpue praecedet fera." 'Epode' vi. AElian relates that one of them, and his owner, so much distinguished themselves at the battle of Marathon, that the effigy of the dog was placed on the same tablet with that of his master.

Horace, in the following lines, passes a just tribute to the worth of this animal, when referring to his watchfulness, and the ardour with which he pursues those wild animals, even 'per altas nives, that threaten the flocks entrusted to his care. "Quid immerentes, hospites vexas canis, Ignarus adversum lupos? Quin huc inanes, si potes, vertis minas, Et me remorsurum petis?