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A un concierto, á un Tratado de alianza, exclusivamente para asuntos coloniales ó de Ultramar, no creo yo que se negasen, si se negociaba bien, ni Francia, ni Inglaterra, ni Holanda.

Pues yo murmuraba una voz que parecía salida de una botella, voz correspondiente a una cara escuálida y cadavérica, en la cual estaban impresas todas las tristezas de la Administración española , sólo pido dos meses, dos meses más de activo para poderme jubilar por Ultramar.

Nadie pudo contrarrestar el empuje de aquella lógica inflexible. Asistía en aquel momento a Mario, presa de una pulmonía. El único que se atrevió a protestar, «aunque sólo desde el punto de vista de la estéticafue D. Dionisio Oliveros, el bardo del ministerio de Ultramar. Oliveros confesaba con su voz de bajo profundo que él no era filósofo, odiaba el análisis.

Tiene cincuenta y cuatro años, y es empleado en el Ministerio de Ultramar desde los veinticinco. Todos los Gobiernos le han respetado como una rueda indispensable de la maquinaria administrativa de las colonias: soltero y mártir de las patronas. Allá en su juventud se cuenta que escribió un drama que le valió una silba y la entrada por toda la vida en el escenario de los teatros.

El doctor Zurita asintió gravemente. Mucho le había costado a España su gran empresa de Ultramar. Tal vez su decadencia provenía de esto.

El caso no puede ser más sencillo prosiguió con aquella suave vocecita que jamás dejaba un mismo y pausado tono . Ayer, en el consejillo, trataron del nombramiento de camarera, porque la verdad es que la posición de esa pobre Cisterna no puede ser más desairada... Pues nada, hija, el ministro de Ultramar tuvo la ocurrencia de proponer que me hicieran a la oferta.

Confiesa que, desde 1868, no vienen á España sobrantes de Ultramar. Los insurrectos de Yara, dice con júbilo, cerraron este vasto desagüe. Veamos ahora la enorme cantidad de millones que, según el Sr. Merchán, viene á España por otros conductos. Según él y según el Sr.

¿Se han adoptado por el Ministerio de Ultramar en Mindanao tales precauciones? Volcanes. Al ocuparse el Sr. Ingeniero Inspector de minas en el Archipiélago, Sr.

Y los pobres, que forman la mayoría, contándose entre ellos no pocos que han sido ministros de Ultramar, me atrevo á sostener que no han tomado un céntimo de peseta al hacerse el reparto de los doscientos millones de pesos fuertes. A algunos, cuyos nombres pudiera citar y á quienes traté y visité hasta que murieron, fue menester venderles los libros y las ropas para poder enterrarlos.

Buenos-Aires, 2 de Setiembre de 1837. El único resultado útil de este gran sacudimiento fué la nueva organizacion que la Corte de España dió á la administracion de sus provincias de ultramar, y la abolicion de los repartimientos.