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El abandonado. Vida virgen. La llamada del suelo. La tormenta sobre el jardín de Cándido. El poder de la mentira. Las noches claras. El hambre insaciable. Maternidad. Bajo el cielo vacio. Los pájaros se alejan y las flores caen. El crepúsculo de los dioses. Némesis. Lorenza Albani. El Justiciero. Un drama en el gran mundo. Anomalías. La amazona. La cárcel. Corazón pensativo no sabe adónde va.

No damos la vida a nuestros esclavos sino para volversela a quitar. Salud, hermanos mios. ?En donde esta Nemesis? Prepara sin duda alguna grande obra, pero lo ignoro porque me encuentro demasiado ocupado. Vedle aqui. ?De adonde vienes Nemesis? tu y mis hermanos habeis tardado mucho esta noche.

Entonces se acordó de ti, mi querida prima; lanzó un suspiro y se le cayó de las manos la formidable pluma; peinó, alisó y cubrió de pomada la cabellera serpentina de su Némesis, y yo me he escapado de una buena, gracias a los hermosos ojos de mi prima. Pero añadió Rafael viendo entrar a Stein , aquí viene la más preciada de las piedras preciosas ; piedra melodiosa como Memnon.

Pero el amor mudo y constante de Anselmo y Felicita encerraba, bajo el aspecto ridículo, emoción patética. Buscábanse sin cesar Anselmo y Felicita, vivían el uno para el otro; pero la Némesis antojadiza había herido de mudez a Anselmo y colocado entre los dos, además de esta barrera de silencio, un ancho valladar infranqueable, aunque de aire delgado y transparente.

Luego negarán que existe una Némesis que traba y destruye las intenciones de los hombres. Yo escribiría este drama. Pero el señor Novillo es amigo y podría disgustarseEscribiría aquel drama y otra porción de dramas tomados de la realidad. Y la realidad de Apolonio, por entonces, no traspasaba los límites de la Rúa Ruera.

Los criminales debían de ser bien empedernidos a juzgar por la absoluta indiferencia con que recibieron aquellas siniestras palabras pronunciadas con acento patético. Cada cual se retiró sosegadamente a su departamento y reanudó su tarea, como si la terrible espada de Némesis no estuviese aparejada a segarles el cuello. Los banqueros se miraron entre risueños y coléricos.

Sean cuales fueren los grados que alcance la civilización, lo trágico existirá siempre: el determinismo ha reemplazado sin ventaja, pero tampoco con mengua, la antigua teoría de la fatalidad; y Pablo Hervieu, fiel á las leyes inexorables del derecho y de la lógica, resucita, gracias al Código, la leyenda de Némesis.

Esos amoríos que tan ligeramente tratamos en los tiempos de nuestra juventud, dejan esparcidas simientes que, una vez llegada la edad madura, pueden dar nacimiento a plantas atormentadoras y mortíferas. Tembló Delaberge al presentir en la sombra el vuelo de esa misteriosa Némesis que acerca a nuestros labios la copa que nosotros mismos, con nuestras acciones, envenenamos.