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El secreto á voces. Hado y divisa de Leónido y Marfisa. Las armas de la hermosura. Duelos de amor y lealtad. El segundo Scipión. El castillo de Lindabridis. Don Quijote de la Mancha. La Celestina. No hay cosa como callar. El José de las mujeres. El triunfo de la Cruz. Los empeños de un acaso. Primero soy yo. El agua mansa. Agradecer y no amar. Para vencer á amor querer vencerle.

Las relaciones de Lope con Marfisa no hubieron de durar mucho, constándonos que ella se casó después de nuevo. Parece que, terminados estos amoríos, entró otra vez en el servicio militar, aunque por poco tiempo.

Leonido se prepara á arrancar á Marfisa de su triste morada, cuando acude colérica la furia Megera, evocada del Infierno por Argante, y huye, llevándose por los aires á Marfisa entre tempestades y terremotos. En el acto segundo reina la mayor tranquilidad.

Ateniéndonos también á La Dorotea, sus padres hubieron de morir mientras él residía en Alcalá, apoderándose de sus bienes un malvado, que huyó con ellos á América. Epístola de Belardo á Amarilis. Epístola al Dr. Gregorio de Angulo. En la Filomena se llama Elisa á Dorotea, y Nise á Marfisa.

VII, no impreso, de los Reali di Francia, y se desenvuelve especialmente en La Marfisa, di P. Aretino S. L. E. A.; Marfisa bizarra, di Gio. V. á V. Schmidt, De las poesías heróicas italianas del ciclo tradicional de Carlomagno, pág. 277.

Preséntase entonces la princesa Mitilene, con brillante acompañamiento, con música y cánticos; se propone, por curiosidad, robar á Marfisa, siendo la música el medio más eficaz de lograrlo, ya que los pastores, que han visto muchas veces desde lejos á la beldad portentosa que habita la gruta, le han asegurado que aquélla será atraída irresistiblemente por tan gratos sonidos.

Nuestro poeta muestra, al parecer, afición singular á describir seres humanos que crecen aislados de los demás mortales, repitiéndose este pensamiento en otras muchas obras suyas, como, por ejemplo, en Las cadenas del demonio, Apolo y Climene, La hija del aire, Leonido y Marfisa, El monstruo de los jardines y Eco y Narciso.

La Princesa clama venganza y se aleja de allí precipitadamente, declarando que, por la muerte de su amante, le corresponde, por juro de heredad, el trono de Trinacria. Alegre Leonido de que nadie se acuerde de él, se queda allí solo, presentándose entonces Marfisa, y sintiendo ambos, al verse por vez primera, tierna y recíproca simpatía.

Las luchas de los rivales y otras diversas aventuras del caballero Febo y del príncipe Rosicler, enlazadas con la acción principal, llenan esta comedia, que termina con un gran torneo que decide la contienda, y con las bodas de Rosicler y de Lindabridis. Hado y divisa de Leonido y Marfisa .Calderón Vera Tassis asegura que ésta es la última obra de Calderón, escrita á los ochenta y un años.

Debemos hablar también ahora de El conde Lucanor, porque esta comedia, en la forma en que se encuentra en la compilación de Vera Tassis, es el último arreglo de la del mismo título de 1661. Hado y divisa de Leónido y Marfisa, última comedia de Calderón, según el mismo Vera Tassis, y escrita á los ochenta y un años de su edad.