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¿Y porqué, en la selva amena, se oye dulce melodía, que asemeja la armonía en la arpada filomena? ¿Porqué en la mullida grama las aves, al son del viento, exhalan meloso acento y saltan de rama en rama, y la fuente cristalina, formando dulce murmullo, del céfiro al suave arrullo entre las flores camina?

y aunque esclavos feroces y muros densos, á audacias de galanes ponen respeto, ama la hermosa, que no hay puertas ni muros que amor no rompa. Nace en la ardiente vida y allí se esconde, que el alma tiene el gérmen de los amores, y comprimidos, se exhalan misteriosos en los suspiros.

Unos palomos se arrullaban sobre los arcos, cortando con el rumor de sus caricias las largas pausas de silencio. Tres colillas de cigarro estaban a los pies de Febrer, cuando sonó en el interior del templo un largo murmullo como de cien respiraciones contenidas que se exhalan al fin con un suspiro de satisfacción.

Antes de morir tiene el inefable consuelo de ver a su hijo gobernador de una provincia de tercera clase. Célebre apóstrofe de D. Manuel Pez contra las improvisaciones. Los prohombres de la tertulia de Pez exhalan, en desgarradoras quejas, su sentimiento de ver a la patria en situación tan triste. Todos quisieran salvarla.

Esos seres no saben andar, y algunos de ellos no han sabido aprender el arte primordial de llevarse la comida á la boca: se les da de comer, se les ceba, y cuando notan que el alimento ingerido baja al estómago, exhalan ligeros gruñidos de contento.

Figurábanse que su estrecha y amorosa intimidad escapaba a la atención y a la maledicencia de las gentes del pueblo; pero no sabían que los amores mejor escondidos exhalan un sutilísimo perfume, que los descubre siempre. El secreto de su amor se evaporó insensiblemente por las calles de Val-Clavin y las lenguas de las comadres hicieron lo demás. Unicamente Princetot continuó ignorándolo todo.

Las fragantes flores del jardín exhalan en vano sus perfumes penetrantes: permanece insensible a las bellezas misteriosas de la noche, tan absorto está en sus pensamientos. Así es que, grande es su sobresalto, cuando un amigo, a quien no ha sentido aproximarse, exclama, golpeándole familiarmente en la espalda: ¡Y bien, Juan! ¿Por qué nos has dejado hace más de una hora? Para tomar aire.

Pero otras mil flores, más olorosas y no menos bellas, aparecen después, llamando y excitando al céfiro a que respire los aromas que exhalan. El céfiro viene, semejante al atrevido príncipe del cuento de hadas, y atraviesa por la esquiva floresta, y penetra en el silencioso palacio, y llega hasta el lecho de la encantada y dormida princesa, y le da un beso de amor.

Hemos cortado los árboles a hachazos, ni más ni menos que en una selva virgen. He pedido clemencia para los naranjos, porque ya sabrá usted que me he reconciliado con el olor de las flores. Sin embargo, no me las ponen en la habitación; sólo las tolero al aire libre. El perfume que las flores cortadas exhalan en un lugar cerrado me sube al cerebro como un olor de muerte, y esto me entristece.

Surgen de todas partes los héroes por encanto, en sacro amor ardiendo, radiantes de virtud; hasta morir no cejan, y espiran. Entre tanto que fervientes pronuncian, patria, tu nombre santo; su último aliento exhalan deseándote salud.