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El teatro y la novela ¿no tienen un pequeño número de notabilidades, cuyas obras se imitan hasta el fastidio? La política, la filosofía, la historia, ¿no cuentan tambien unos pocos adalides, cuyos nombres se pronuncian sin cesar, y cuyas opiniones y lenguaje se adoptan sin discernimiento?

Lo que llaman infidelidad no es más que el fuero de la naturaleza que quiere imponerse contra el despotismo social, y por eso verás que soy tan indulgente con los y las que se pronuncian. Por aquí siguió en su ingenioso tema; pero Fortunata no entendía bien estas teorías, sin duda por el lenguaje que empleaba su amigo. A poco de esto se puso ella a cenar.

Hay un pequeño número que tiene al fin una consonante; mas estas son la m y la n que casi siempre forman diptongos en on an, am, que no se pronuncian tan fuertemente como en las lenguas derivadas del latin. El sonido gutural de la j española es poco usado, y el de la u nasal muy raro. Las únicas consonantes totalmente desconocidas son la f y la x.

Las demás gentes se limitan a usarla como un elemento decorativo, y mientras unas se la echan al te, otras se la ponen a las toallas. ¿Qué más da? Pero conste que la hache con que algunos españoles amenizan su te no es inglesa, ya que los ingleses escriben tea, que pronuncian ti. Convengo en que a muchos incautos, un te con hache les parecerá más inglés que sin ella.

Pondré aquí el alabado y la forma de persignarse, como le cantan todos los días, no como le pronuncian, porque si uno lo lleva escrito en la mano, no los podrá entender una palabra, y no como se pueden entender entre Alabado sea el Santísimo Sacramento que está Anauscia Santisime Sacramento naqui ane en el Altar, y también la Virgen Santa María ycu Altar, inta yto Virgen Santa Maria

Sólo acuden á mi memoria y pronuncian mis labios las hermosas palabras que en boca de los ángeles oyeron los pastores: Gloria á Dios en las alturas y paz en la tierra á los hombres de buena voluntad. Paz anhelamos todos, y ahora que la Nochebuena se aproxima, debemos repetir la exclamación angélica, pidiendo paz al cielo.

Las mismas cosas, dichas en alto, serían indiferentes y sencillas por demás. De ordinario sucede así, que no sean las palabras importantes en mismas, sino por el tono con que se pronuncian y el lugar en que se colocan, a la manera de menudas piedrecillas que incrustadas convenientemente en la labor de mosaico, ya dibujan un árbol, ya una casa, ya un rostro.

Si hay alguna obra digna de ser guardada en el santuario más recóndito del arte, es, sin duda, El Príncipe constante, porque el poeta ha prodigado en ella todos sus encantos hasta un extremo inconcebible, empeñando todas sus fuerzas en componer una obra maestra de perfección sin igual y superior á las facultades humanas; la devoción y la fe, como el sonido solemne del órgano, llenan su conjunto y parecen imprimirle su carácter divino, celebrando lo terrestre y su transfiguración más elevada, y convirtiendo los dolores y las lágrimas, himno que pronuncian los labios del mártir moribundo, en cántico de adoración y de júbilo . Tales son las palabras que nos sugiere nuestro sentimiento, excitado por la obra más eminente de uno de los más grandes poetas de todos los tiempos, costándonos no poco esfuerzo recobrar de nuevo la tranquilidad de espíritu necesaria para analizar y criticar las demás creaciones suyas.

En todos estos sitios se halla mi corazón; a cada paso encuentra amigos; hasta las piedras y los árboles me conocen y pronuncian un nombre. ¿Qué importa que este nombre, como Thebas o Palmira, no recuerde al viajero la fastuosidad de un imperio? La sangre humana vertida por causa de los tiranos. Empequeñece aquella grandeza y convierte los imperios en azote de Dios.

En la comparsa de las señoras había una chica poseedora de bien timbrada voz y de muchísimo donaire para las coplas propias de la ciudad, tan distintas de las rurales, que al paso que en éstas las vocales se alargan como un gemido, en las otras se pronuncian brevemente, produciendo al final de algunos versos una inflexión burlesca: En el medio de la mar Suspiraba una ballenaú Y entre suspiros deciaú Muchachas de Cartagenaú.