United States or Japan ? Vote for the TOP Country of the Week !


Si el estado del enfermo permitiera alzar la voz, ¡ay!, doña Lupe haría retemblar la casa con el estruendo de su palabra autoritaria y fiscalizadora; pero no podía ser. ¡Qué cosas había de oír su sobrina!

Su decisión fue autoritaria.

Dos criados jóvenes, dos muchachos italianos, imberbes y de ademanes torpes, vestidos con unos fracs que les venían algo grandes, sirvieron los postres del almuerzo, bajo la mirada autoritaria de Toledo. Este examinaba igualmente la mesa y los tres convidados, como si temiera notar de pronto un olvido, algo que demostrase la improvisación del almuerzo.

En sus lágrimas de dolor maternal había también algo del despecho de mujer autoritaria, al ver en la propia casa una voluntad que se rebelaba, colocándose por encima de la suya. Relataba a don Andrés entre suspiros la vida de su hijo en aquellos días, desde que había adquirido su independencia. Ya no se recataba para pasar la noche fuera de casa.

Tendió las manos, por el automatismo de la costumbre, sobre un brasero monumental de plata que estaba vacío, y contempló fijamente a Jaime con sus ojillos grises de mirada aguda, habituados a infundir miedo. Esta mirada autoritaria fue humanizándose, hasta temblar con una lacrimosidad de emoción. Cerca de diez años que no veía a su sobrino. Eres un Febrer de lo más puro.

Y su hilaridad ganó a los demás, dispuestos de antemano a alegrarse con todo lo que alterase la vida uniforme de a bordo. En fuerza de pasar entre las mesas y mirar con su aparato óptico, dio con la que ocupaba el comandante del buque, y apoyándose en el tridente, empezó un discurso en alemán, con voz ruda y autoritaria: Yo soy Tritón, y me envía mi señor Neptuno...

Se oye el confuso clamor de los mendigos en la portalada de la casona, y la voz autoritaria y conmovida del viejo linajudo, que sube la escalera. ¡Ya dieron tierra a tu cuerpo! ¿Rusa, por qué me dejas tan solo? ¡Que al pie de tu sepultura caven la mía!... ¡Rusa! ¡Rusa! ¡Rusa! ¡Era la madre de los pobres! ¡Fruto de buen árbol! ¡Tierra de carabeles!

Bastaba mi cualidad de «señor» y de forastero para merecer aquellos homenajes de una persona de Tablanca, donde son todos la misma cortesía; pero yo era además sobrino carnal de don Celso, hijo «del difunto don Juan Antonio», sangre de los Ruiz de Bejos, de la enjundia nobiliaria de Tablanca, de la «casona» «de allá arriba...», vamos, de los Faraones de allí; algo indiscutible, prestigioso y respetable per se y como de derecho divino; pero no a la manera autoritaria y despótica de las tradiciones feudales, sino a la patriarcal y llanota de los tiempos bíblicos.

Esa independencia de carácter continuó la Fontane, no sólo es un motivo de celibato del lado femenino, sino que asusta también a no pocos jóvenes. ¿Qué vamos a hacer piensan de una mujer autoritaria y déspota?... Ahogarla exclamó Francisca pensando en la Bonnetable y en el deseo ya formulado. Es un remedio un poquito radical opinó la Sarcicourt, que no está por las medidas violentas.

Ni bajo ni alto, ni gordo ni delgado, Desmaroy tiene unas señas personales que corresponden a no pocos ciudadanos franceses... Es de los que se dice: frente regular, nariz regular, etc... Sólo su mirada autoritaria y su barbilla testaruda ofrecen algo bastante característico. Desmaroy no es ciertamente un cualquiera y hasta estoy dispuesta a creer que posee cualidades eminentes.