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María de la Paz había adquirido en el período de la decadencia el hábito de dormir la siesta, y ya durante los últimos Agnus Dei del rezo estaba haciendo cortesías con los ojos cerrados. Lázaro subió con el mayor desconsuelo, por no haber logrado tampoco aquella vez el objeto de su constante afán.

Llegó al fin la hora de la comunión; el sacerdote abrió el tabernáculo, volvióse al pueblo y bendijo a pobres y ricos, grandes y pequeños, inocentes y arrepentidos, verdugos y víctimas... Todas las cabezas se inclinaron, dobláronse todas las rodillas en el más profundo silencio... ¡Ecce Agnus Dei; ecce qui tollit peccata mundi!...

A la conclusión se lleva San Juan Bautista al Linaje humano: SAN JUAN. Desde aquí podrás mirar. Oh Naturaleza hermosa, En los brazos de una rosa, Al que te viene á salvar. Este es el Agnus de Dios; Este quita los pecados Del mundo. A sus pies postrados Ya veo los Orbes dos, Y que huella con su planta La Madre de la belleza Al Pecado la cabeza.

Adiós... adiós...; mira, las leyes de la naturaleza son las que te hacen caer, desprenderte de mi seno.... Adiós, hija mía, manecita mía; adiós... adiós.... Hasta la eternidad». Y la figurilla, que por lo visto era de cera, se desvanecía, se derretía en aquella bruma caliginosa, que envolvía a la criaturita y a ella también, a Emma, y la sofocaba, la asfixiaba.... Abrió los párpados con sobresalto, y vio a Bonis que, con la mirada de Agnus Dei, como ella decía, enternecida, clavaba sus ojos claros en el vientre en que iba su esperanza.

Las botellas y los vasos descansaban sobre el poyo de piedra que rodeaba el nacimiento de la parra. Por supuesto á algún negocio lucrativo, ¿eh? ¡Desgraciado el paisano que caiga en poder de tal lupus rapax! ¡Oh! ¡oh! ¡oh! ¡Qué mala idea tiene usted de nosotros, D. Félix!... No soy lupus, sino agnus Dei...

Y hechas estas advertencias, volvamos al asunto principal. Entramos en la iglesia. En el centro de ella, y colocado ya en las pintorescas andas, sobre una mesa, estaba San Juan con el corderito á los pies, y en la diestra la cruz con el Agnus Dei qui tollis peccata mundi, escrito sobre la flámula ceñida á ella.

La frase Agnus Dei qui tollis peccata mundi se emplea como un conjuro en el cual, cada palabra, incomprensible, tiene un carácter sagrado; de tal manera que si alguno dijera que desprecia a Qui Tolis, sería considerado como un blasfemo, porque el Qui Tolis es algo sagrado, divino.