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Actualizado: 23 de mayo de 2025


Uno para , aquí tiene el peso y mostraba el billete hecho pelotón entre los dedos. El interpelado, después de mucho rato, y aturdido probablemente por los gritos de Caparrosa, lo vio al fin trepado en la ventana y metiendo apenas la cabeza en dirección al zaguán y arrugando el boletín para tirárselo, le gritó: ¡Largá el peso!

¡Sufre, sufre, y por culpa mía! Ya voy a hacerme justicia, papaíto de mi alma; no nos volveremos a ver, pero Quilito no te dará más disgustos. ¡Adiós, papá, adiós! Atravesó el zaguán, abrió la reja y se fué por esas calles, sin rumbo.

Si la iglesia, de una sola nave, formando cruz latina, es de suma elegancia y bella ornamentacion, el claustro no es ménos interesante, apesar de sus escombros, provenientes de un terrible incendio en 1809. Es curioso un enorme trozo de mosaico excelente que yace casi abandonado en el zaguan.

Impulsado por tales razones, lo primero que pensó D. Luis fue faltar a la cita sin dar excusa ni aviso, y que Antoñona le aguardase en balde en el zaguán; pero Antoñona anunciaría a su señora la visita, y él faltaría, no sólo a Antoñona, sino a Pepita, dejando de ir, con una grosería incalificable.

Todo reposa; en la techumbre pían los pájaros; el sol vívido marca sobre una de las paredes blancas el dentelleo de un tejado; suena una campana lejana... Es preciso comer. Retorno al zaguán. Y entonces grito más fuerte que antes, doy grandes golpazos, levanto la cortina de un cuarto.

Antes de las diez de la mañana, una hora después del almuerzo, Clara se retiraba á su cuarto y Doña Blanca se quedaba sola en la sala donde estaba de diario. El padre se puso en marcha en punto de las diez llevando al Comendador en pos de . Entraron en el zaguán, y el padre dió dos aldabonazos. La voz de una criada gritó desde arriba: ¿Quién es? Ave María purísima.

Sin duda estaba allí Clara cansada de esperarle, desconfiada de verle otra vez. Entró en el zaguán y subió la escalera tan agitado y palpitante, que al llegar á la puerta se detuvo porque apenas podía respirar.

Todos permanecen ante la puerta cobardes, mudos y quietos. El Caballero entra solo, y sus voces bajo la bóveda del zaguán, se alejan y se pierden. Los cuatro mancebos se retiran del balcón, unánimes en el impulso violento y fiero.

Súpose todo aquello en el barrio, y cuando la señora salió a misa de parida, no logró pisar el suelo de la calle; porque desde la escalera hasta el zaguán donde aguardaba el coche, y desde las gradas de la parroquia hasta el altar de la Virgen, las mujeres de la vecindad habían alfombrado el piso con mantones y flores; mantones raídos, flores baratas...; pero no hubo sultán de Oriente que disfrutara triunfo igual.

Los había que caminaban tres horas a la ida y otras tantas a la vuelta, yendo de un extremo a otro de la isla, los jueves y sábados, días de cortejo, para hablar tres minutos con una atlota. Sentábanse en el verano en el porchu, especie de zaguán de la alquería, o entraban en la cocina si era invierno. Inmóvil en un poyo de piedra les esperaba la muchacha.

Palabra del Dia

bagani

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