Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 16 de noviembre de 2025
Así pues, don Manuel, que se desdeñaría de tender redes a un ricachón plebeyo, se propuso inmediatamente hacer cuanto estuviese en su mano para que su sobrino pasase a yerno, como el Sandoval de la zarzuela. ¿Conformaban las primitas con las opiniones de su padre?
Por esto le había tratado con benevolencia extraordinaria, presintiendo que un choque entre los dos no tendría arreglo. Sus únicas desavenencias fueron á causa de los gastos establecidos por Madariaga en tiempos anteriores. Desde que el yerno dirigía las estancias, los trabajos costaban menos y la gente mostraba mayor actividad.
Su pobrecita hija estaba para librar de un momento a otro; el yerno, un «gallardista» furibundo, que había andado a palos varias veces a la salida de la plaza por defender a su ídolo, no se atrevía a hablarle. Pero ¡mardita sea!... ¿es que me toman ustés por ama de cría?... Tengo más ahijaos que hay en el Hospisio.
El doctor Montifiori, en medio de la íntima satisfacción que revelaba su rostro por el triunfo de sus planes, no alcanzaba a calcular, a pesar de su gran malicia, todo el veneno que había destilado la cazuela sobre él, sobre su mujer, su hija y sobre la inmaculada cabeza de mi tío Ramón, su futuro yerno. Seis meses después, la boda de mi tío Ramón con Blanca, era cosa arreglada.
Como quiera que fuese, don Paco tenía estampada en las telas del juicio la imagen de Juanita, y cada vez le parecía más hermosa y más deseable. Harto bien notaba que ni su madre ni ella habían tratado jamás de medrar a su costa de un modo pecaminoso e ilegítimo. La madre acaso le deseaba para yerno.
Quiérala usted mucho, capitán siguió diciendo la matrona , Freya sólo habla de usted... ¡Ha sido tan desgraciada!... ¡La vida se ha mostrado tan cruel con ella!... El marino sintió la misma emoción que si se hallase en un plácido ambiente de familia. Aquella señora daba las cosas por hechas discretamente, hablándole como á un yerno. Su mirada de bondad tenía una expresión melancólica.
Desde hacía algún tiempo venía consagrando toda la fuerza de estos lóbulos a la resolución de un problema magno, el mismo que había anunciado vagamente a su yerno como algo que el mundo debía de acoger con asombro y aplauso. Este problema, hora es ya de revelarlo, no era otro que el origen del pensamiento. El ingenioso Sánchez, a la hora presente, sabía de un modo perfecto la geografía cerebral.
Para arreglarse un poco y lavar los ojos no quiso llevarla al tocador del baile: subióla al de la duquesa. Al cabo de unos minutos bajaron ambas. Irenita prometió no dar a conocer su pena. En cuanto Clementina enteró a Pepa de lo que había pasado, se sulfuró de tal modo que tuvo necesidad de contenerla para que no fuese a arañar a su yerno.
«Muy honrado caballero Es don Diego; pero sea El que ha de ser vuestro yerno Tal, que al hábito os suceda Como á vuestra noble casa.» 215 Entonces don Diego, vuelta La color en nieve, dice, Y de ira y cólera tiembla: «Tan bueno soy como el Duque.» Yo con ira descompuesta 220 Respondo: «Los escuderos, Aunque muy hidalgos sean, No hacen comparación Con los príncipes; que es necia.
Al llegar aquí considero que conviene copiar los párrafos en que Pacheco describe el viaje de su yerno, en vez de extractarlos; porque su estilo incorrecto, pero expresivo, da cabal idea de aquella primera expedición de Velázquez a Italia.
Palabra del Dia
Otros Mirando