United States or Western Sahara ? Vote for the TOP Country of the Week !


Y todos, sin distinción de razas y clases, fuertes y humildes, ignorantes e inteligentes, al eco de este nombre veían alzarse en el paisaje de su fantasía, bañada por el resplandor de la esperanza, una mujer de porte majestuoso, blanca y azul como las vírgenes de Murillo, con el purpúreo gorro símbolo de libertad sobre la suelta cabellera; una matrona que sonreía, abriendo los brazos fuertes, dejando caer de sus labios palabras amorosas: Venid a los que tenéis hambre de pan y sed de tranquilidad; venid a los que llegasteis tarde a un mundo viejo y repleto.

Se adivina que es una mujer ácida, de las que «hacen historias» á los amigos; una especie de calamar amoroso, que esparce en torno la amarga tinta de su mal carácter. Conversa con una respetable matrona que vuelve llorosa de la estación de despedir á su hijo, que es soldado. Junto á ella está una hija de catorce años, mirando á la vecina con ojos curiosos y admirativos.

Estos achaques no la impedían frecuentar los salones de «su mundo», ni la obligaban a tachar un solo renglón de su larga lista de compromisos sociales, ni se revelaban, a cierta distancia, en su cara frescachona ni en su apostura garbosa y elegante; pero es indudable que los tenía, y muy hondos; achaques de matrona presumida, bien sufridos y mejor tapados con heroicos esfuerzos de la voluntad y buen acopio de sonrisas y menjurjes.

¡Aquélla era, , la muy noble y muy leal matrona, con sus rotas murallas; con su centenar de torres y cúpulas, que en línea horizontal se dibujaban en el cielo; con sus amplios edificios de dorada piedra, que reverberaban al sol, y precedida de una verde arboleda, que parecía servirle de zócalo ó de alfombra!

Aquel continente de matrona, aquel aire simpático, aquel rostro lleno de atractivos no eran ya sino sombra de mismos. Gordura fofa en su cuerpo, languidez en su semblante y un decaimiento general en su persona toda anunciaban que la maja no volvería a ser lo que fue.

Reza el refrán, que honra y provecho no caben en un saco; pero Juana la Larga, sobre ser honrada, rayando su honradez en austeridad para que se borrase la mala impresión de sus deslices juveniles, era además, una matrona llena de discreción y de juicio, y sabía que el mencionado refrán se equivocaba a menudo.

A donde irá miloro esta noche es a mi casa indicó otra que era ya matrona . A mi casa va toda la sal del mundo, y si miloro quiere poner un par de pesetas a un caballo, no tengo comeniente... Mi casa es muy principal...

El doctor había sido ministro en su país, y esto bastó para que el hombre de mar, inclinándose sobre sus piernas cortas con una galantería versallesca, ofreciese su brazo a la matrona argentina. Tras de ellos se formó la fila de parejas, escogiéndose unos a otros según anteriores preferencias o al azar de la proximidad con bizarros contrastes que provocaban risas y gritos.

Cuanto no era lícito y puro en el pensamiento y en la palabra ofendía sus oídos de austera matrona; pero en un lugar hay que sufrir tales libertades o hay que aparentar que no se oyen. El propio don Alvaro no era nada mirado en el hablar, ni menos aún lo eran las personas que le rodeaban.

Palomino, que alcanzó a verlo, lo describe con estas palabras: «En el medio de este cuadro esta el Señor Rey Felipe III armado, y con el bastón en la mano, señalando a una tropa de hombres, mujeres y niños que llorosos van conducidos por algunos soldados, y a lo lejos unos carros, y un pedazo de marina, con algunas embarcaciones para trasportarlos... A la mano derecha del rey esta España, representada en una majestuosa matrona, sentada al pie de un edificio; en la diestra mano tiene un escudo, y unos dardos, y en la siniestra unas espigas; armada a lo romano, y a sus pies una inscripción en el zócalo».