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¡Chist! murmuró el cazador, para que hablase más bajo . subirás: yo me encargo de que subas. La protesta de Maltrana era la última resistencia del miedo, el retroceso del instinto ante aquella tapia sombría, tras la cual estaba lo ilegítimo, lo vedado, la amenaza del guarda con su escopeta sin misericordia.

En otras edades era frecuente, casi general, y no estaba mal mirado el coburguismo ilegítimo masculino, desde Ciro el Menor con Epiaxa, reina de Cilicia, señora es de creer que ya jamona, a quien aquel héroe sacaba mucha moneda, hasta los galanes caballeros de la corte de Luis XIV y Luis XV.

El verdadero dolor para Beatriz estaba en ese perturbador amor que, a pesar suyo, la siguiera a su hogar, perturbador amor que la desalentaba en todos sus propósitos emponzoñando su existencia, ilegítimo afecto de que era necesario denodadamente hacer el sacrificio. ¡Muy fácil de decir! replicó su amiga.

Como quiera que fuese, don Paco tenía estampada en las telas del juicio la imagen de Juanita, y cada vez le parecía más hermosa y más deseable. Harto bien notaba que ni su madre ni ella habían tratado jamás de medrar a su costa de un modo pecaminoso e ilegítimo. La madre acaso le deseaba para yerno.

La revolucion política y social operada en España á consecuencia de la muerte de Fernando VII, ha emancipado para siempre al pueblo español de la influencia clerical que de un modo ilegítimo pesaba sobre él: las inmensas riquezas que la Iglesia española poseia, han sido vendidas por la nacion en su mayor parte: con la regeneradora medida de la desamortizacion, se ha prodigiosamente aumentado la riqueza pública, se ha impreso un poderoso movimiento de institucion al comercio y á la industria, se han creado muchos propietarios, se ha dado mayor vida á la agricultura, y se ha libertado el pueblo español de una influencia que le entorpecia en su majestuosa marcha.

Como ellas eran más finas que los jornaleros, ninguno se acercaba a hablarles, y como estaban en más humilde posición que las ricas labradoras, propietarias e hidalgas, la aristocracia las desdeñaba. El nacimiento ilegítimo de Juanita hacía mayor este aislamiento. Juanita no tenía ya una amiga.

Cavilosas variaciones de los juicios políticos. ¿Estan en el poder nuestros amigos políticos ó aquellos que mas nos convienen, y dan algunas providencias contrarias á la ley? «Las circunstancias, decimos, pueden mas que los hombres y las leyes; el gobierno no siempre puede ajustarse á estricta legalidad: á veces lo mas legal es lo mas ilegítimo; y ademas, así los individuos como los pueblos, como los gobiernos, tienen un instinto de conservacion que se sobrepone á todo; una necesidad, á cuya presencia ceden todas las consideraciones y todos los derechosLa infraccion de la ley ¿se ha hecho con lisura, confesándola sin rodeos, y excusándose con la necesidad? «Bien hecho, decimos; la franqueza es una de las mejores prendas de todo gobierno; ¿de qué sirve engañar á los pueblos, y empeñarse en gobernar con ficciones y mentiras?» ¿Se ha procurado no quebrantar la ley? pero se la ha eludido con una cavilacion fútil, interpretándola en sentido abiertamente contrario á la mente del legislador? «La ocurrencia ha sido feliz, decimos, al ménos se muestra tan profundo respeto á la ley, que no se le desmiente ni en la última extremidad.

Esta pureza se pierde por un nacimiento ilegítimo; por la menor y más dudosa alianza con sangre mulata o judía, así como por los oficios de verdugo y pregonero, o por castigos infamantes. ¡Válgame Dios dijo Rita , qué fastidiosos están ustedes con su nobleza! ¿Quieres, Rafael, hacernos el favor de continuar la historia del tío? ¡Dale! exclamó la marquesa.

En suma, el padre Anselmo estuvo muy bien aquel día: censuró el vicio sin censurar al vicio, y no designó ni aludió a nadie. De esto se encargó la maliciosa envidia de las mujeres, excitada con disimulo por doña Inés. Todas hicieron a la emperejilada Juanita blanco de sus insolentes miradas. La consideración del origen ilegítimo de la muchacha vino a corroborar la creencia de que era pecadora.

Compréndese, sin embargo, que las diferencias entre ambas han de ser radicales. Si el drama inglés se propone la alabanza de Isabel, en el español predomina claramente la tendencia de acumular sobre la cabeza de la Reina hereje todas las manchas de su nacimiento ilegítimo.