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Actualizado: 1 de mayo de 2025
Lo que él llamaba ser adúltero quedaba en segundo lugar; alambicando mucho, a fuerza de sofismas, tal vez encontraría medio de disculpar a sus propios ojos aquel amor ilegítimo... pero lo del dinero no admitía excusas; él había pedido seis mil reales a un prestamista, abusando del crédito de su mujer. Esto era inicuo... y lo que era peor, muy expuesto a una tragedia doméstica.
Es hijo bastardo del duque de Osuna, y de la duquesa de Gandía. ¡Cómo! exclamó el padre Aliaga ; ¡el duque de Osuna y la duquesa!... esta carta no dice nada de eso... cuenta sólo, que ese joven es hijo ilegítimo de padres nobles... ¡Ah! ¡no sabíais los nombres de los padres de ese caballero! No... pero vos, ¿cómo lo sabéis?
Tales conatos son intimamente unidos con los deseos honrosos de su seguridad y felicidad, tanto interna como externa, alejando la anarquia y toda dependencia de poder ilegítimo; cual podia ser sobre ineficaz para los fines del instituto social, cualquiera que se hubiese levantado en el tumulto y convulsiones de la Península, despues de la dispersion y emigracion de los miembros de la Junta Suprema Central.
No podía ni quería retroceder y charlar de nuevo y reanudar amistades con las mozuelas que antes había tratado, las cuales, ofendidas ya, le darían acaso mil sofiones; ni menos podía intimar, aunque lo desease, con las hidalgas y con las hijas de los labradores ricos, que se preciaban de señoritas y que huirían de ella, así por la humilde posición de su madre como por su ilegítimo nacimiento y por la mala fama que le habían dado en el lugar, y que entre todos sus habitantes cundía.
Lo que es el coburguismo femenino, legitimo, o ilegítimo, sigue hoy como en las primeras edades del mundo, desde Raab y Dalila hasta la gallarda y elegante Cora. Este coburguismo es más disculpable que el masculino. Lope de Vega le disculpaba diciendo: No estaba pobre la feroz Lucrecia, Que, a darle Don Tarquino mil reales, Ella fuera más blanda y menos necia.
La diferencia fundamental entre los dogmáticos y los escépticos no está en que estos no admitan los hechos de conciencia; no llega á tanto el mas refinado escepticismo: unos y otros convienen en reconocer la apariencia ó sea el fenómeno puramente subjetivo; la diferencia está en que los dogmáticos fundan en la conciencia la ciencia, y los escépticos sostienen que este es un tránsito ilegítimo, que es necesario desesperar de la ciencia y limitarse á la mera conciencia.
Apartemos el crimen de su frente: ya que ha sido engendrada por un amor ilegítimo, no la manchemos con nuestra conducta vituperable. Hagámonos dignos de ella viviendo como cristianos. Está muy bien todo eso. Sólo siento que ese curso de doctrina cristiana haya venido tan tarde y haya coincidido con la llegada a esta población de tu antigua novia.
Palabra del Dia
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