Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 7 de mayo de 2025
Ensima de eso, el orguyo de yevar un ejérsito detrás de mis pasos, de verme yo, un hombre solito, gorviendo locos a mil que cobran del gobierno y gastan espada. El otro día, un domingo, entré en un pueblo a la hora de misa y detuve la yegua en la plaza, junto a unos ciegos que cantaban y tocaban la guitarra.
Y, viendo don Quijote lo que pasaba, con voz airada dijo: -Descortés caballero, mal parece tomaros con quien defender no se puede; subid sobre vuestro caballo y tomad vuestra lanza -que también tenía una lanza arrimada a la encima adonde estaba arrendada la yegua-, que yo os haré conocer ser de cobardes lo que estáis haciendo.
El crucero, a poca distancia, levanta sus brazos de piedra manchados por el oro viejo del liquen.... La yegua, de improviso, respinga, tiembla, se encabrita.... Julián se agarra instintivamente a las crines, soltando la rienda.... En el suelo hay un bulto, un hombre, un cadáver; la hierba, en derredor suyo, se baña en sangre que empieza ya a cuajarse y ennegrecerse.
En aquel punto asomó por la puerta un rostro que a Julián se le antojó siniestro, y acaso pensó otro tanto el marqués, pues preguntó impaciente: Vamos a ver, ¿qué ocurre? La yegua respondió Primitivo sin alzar la voz no sirve para el camino. ¿Por qué razón? ¿Puede saberse? Está sin una ferradura siquiera declaró serenamente el cazador.
El buen hombre me atavió un troton mas duro que las piedras, que cargó conmigo con la mejor voluntad de que es capaz un rocin; y por su parte se echó á andar á buen paso, caballero en una yegua de humor apacible y dócil, encajado entre las maletas y el baúl que componian mi modesto equipaje.
Montó a caballo con agilidad, a pesar de las plásticas abundancias de su apetitosa belleza, y tomó la garrocha de manos de un criado. Saludaba a los amigos, excusando su tardanza, mientras sus ojos iban hacia Gallardo. El apoderado dio un espolazo a su yegua para acercarse y hacer la presentación, pero doña Sol, adelantándose a él, se aproximó al torero.
6 No miréis en que soy morena, porque el sol me miró. 9 A yegua de los carros de Faraón te he comparado, amiga mía. 11 Zarcillos de oro te haremos, con clavos de plata. 4 Me llevó a la cámara del vino, y puso su bandera de amor sobre mí. 8 ¡La voz de mi amado! He aquí él viene saltando sobre los montes, brincando sobre los collados.
En estas razones estaban cuando los alcanzó un hombre que detrás dellos por el mismo camino venía sobre una muy hermosa yegua tordilla, vestido un gabán de paño fino verde, jironado de terciopelo leonado, con una montera del mismo terciopelo; el aderezo de la yegua era de campo y de la jineta, asimismo de morado y verde.
Pero, hombre de Dios, ¿quiere usted decirme á mí lo que es ese caballero? ¿Pues no le he visto soltar un tiro á una yegua que le había costado diez mil reales, porque se le encabritó cerca del puente nuevo? ¿Y no recordamos todos cuando andaba por esas calles vestido de dril blanco en el mes de Enero?
Llené mi cartera de letras sobre Londres. Descendí a la calle con el furor de un buitre que hiende el aire en busca de su presa. Pasaba un carruaje vacío. Le detuve gritando: ¡A los toros! ¡Son diez reales, mi amo! Introduje la mano en la cartera cargada de millones y saqué las monedas que tenía: 75 céntimos... El cochero fustigó el anca de la yegua y siguió refunfuñando.
Palabra del Dia
Otros Mirando