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Actualizado: 7 de junio de 2025


¡De yeguas, ché! porque, según pude entender, la «Nona», que es la señora de «Pepito», había vendido a «Toto», que es el marido de la «Beba», una yegua del coche, en cuatrocientos pesos, que había invertido en comprar un «modelo». ¿Qué es lo que dices?

A cada paso tiraba de las riendas nerviosamente, con gran escándalo de la buena yegua, acostumbrada a más consideraciones. Trae muchacho decía entonces el notario, los militares tenéis la mano dura. ¡Dura! nunca lo sería bastante para castigar al que se había atrevido a tocar a la tía Liette.

73 Más de un año nos tuvieron en esos trabajos duros; y los indios, le asiguro dentraban cuando querían: como no los perseguían, siempre andaban sin apuro. 74 A veces decía al volver del campo la descubierta que estuviéramos alerta, que andaba adentro la indiada, porque había una rastrillada o estaba una yegua muerta.

Y, a pocos pasos que entró por el bosque, vio atada una yegua a una encina, y atado en otra a un muchacho, desnudo de medio cuerpo arriba, hasta de edad de quince años, que era el que las voces daba; y no sin causa, porque le estaba dando con una pretina muchos azotes un labrador de buen talle, y cada azote le acompañaba con una reprehensión y consejo.

Media hora había transcurrido, empleada por los ladrones en jurarse unos á otros no decir nunca á su capitán que habían perdonado la vida á un hombre, cuando de pronto apareció Parrón, trayendo al segador en la grupa de su yegua. Los bandidos retrocedieron espantados.

Desvía la yegua, se persigna, se aparta, se aleja definitivamente, volviendo de cuando en cuando la cabeza para ver el negro bulto, sobre el fondo verde de la hierba y la blancura gris del paredón.... ¡Ah! No, no olvida nada Julián.

Gastan y quieren mucho los abalorios, cuentas de cualesquiera calidad y cascabeles, con los que hacen gargantillas en pescuezo, muñecas y piernas, tanto las mugeres como los indios. Su comida se reduce á comer yegua, caballo, avestruces, venado y cuanto animal encuentran, pero lo que mas apetecen es la yegua, y si se ven afligidos, la comen cruda.

Luego de la accion despaché 200 hombres para arrear nuestras caballadas y ganados, que como he dicho las dejé á 6 leguas de distancia, con la custodia correspondiente, y me mantuve en el campo de batalla todo aquel dia, corriendo los cerros inmediatos por ver si se dejaban ver enemigos: como de facto se logró tomar algunos; y como á las cuatro de la tarde se descolgó de la serranía una china montada en una yegua, y se nos entregó, creyendo fuesemos de los suyos, segun despues dijo.

Ahora dime la buenaventura exclamó el ladrón, tendiéndome la mano. Me puse á cavilar. Si muero para esa fecha, quedarás libre. ¡Muchas gracias! Y me arrepentí de haber echado tan corto el plazo. Quedamos en lo dicho: fuí conducido á la cueva, donde me encerraron, y Parrón montó en su yegua y tomó el tole por aquellos breñales... ¡Todo lo contrario, mi General!

La yegua levantó las patas al aire con un salto terrible, sacudiendo del bocado a la persona que la había agarrado y descargó su mortal malevolencia contra el obstáculo detentor. Una blasfemia rasgó los aires, sonó un pistoletazo, caballo y salteador rodaron por el suelo y un momento después Jovita estaba a cien metros de aquel funesto lugar.

Palabra del Dia

vorsado

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